capitulo 3: martes

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Era muy temprano cuando desperté llena de ansiedad, tenía la idea de que había echo algo mal en el trabajo el día anterior y estaba algo preocupada, entraba a las 12 a trabajar y eso me hacía sentir hormigueo en el estómago, solo pensar en Sasuke me ponía así, y lo detestaba.
El era un hombre muy engreído y no quería sentir nada de lo que sentía cuando lo veía, y hoy nos encontraríamos en turno, lo cual consideraba una desventaja.
Me mire al espejo y sentí que me veía muy sencilla, quería verme más linda y más que eso, quería sentirme más linda, coqueta, quería sentir que podía encantar a cualquiera, así que me puse algo de lalpiz labial color vino y rímel en las pestañas.
Toda la mañana estuvo tranquila, y como de costumbre, Sasuke llegó tarde, enseguida yo me puse nerviosa, pero antes de que el pudiera llegar al mostrador mi gerente me hizo una señal para que me acercara a el.
-Hola Kakashi, buenas tardes - le dije.
El me miró con una expresión extraña en su rostro y luego hablo - Quiero que vigiles a Sasuke hoy - cuando dijo eso yo no entendí a qué se refería.
-¿Que lo vigile? ¿A qué se refiere? - Kakashi me llevo a un lugar más apartado.
-Bueno, no solo a él, si no a todo el equipo de punto de venta. Ha estado haciendo falta producto en los inventarios, y la verdad, es que creo que hay cajeros que están vendiendo sin marcar en sistema el producto, lo peor es que ya nos esta perjudicando mucho, el jefe de zona ya mando correo para llamarnos la atención por los faltantes, y la verdad es que no tiene porqué hacer falta producto, si todos son honestos - yo solo asentí ante sus palabras, Sasuke era muchas cosas, pero no lo veía como alguien que robaba, solo podía pensar en que me parecía que Kakashi, se había ensañado con el, pues cada vez que tenía oportunidad de recalcar algo malo sobre su actitud, lo hacía con esmero. Yo entendía en cierta parte la actitud de mi gerente, Sasuke no era la persona más humilde, y siempre que demostraba su eficiencia, solía arrojar algún comentario narcisista sobre si mismo, cosa que a kakashi no le parecía en nada, pues lo veía como un chiqullo inmaduro, que no sabía lo que era la vida en realidad.
Después de nuestra corta conversación, me encaminé de nuevo al mostrador y me puse a un lado de él.
-Hola - le dije con una sonrisa involuntaria.
-Hola señorita Sakura - mi sonrisa se hizo más grande ante sus palabras, siempre era muy educado al hablar conmigo y eso me gustaba -¿Estará aquí el día de hoy? - me pregunté con naturalidad.
-Si, hoy me toca estar aquí - mi mirada se giro a la calle mientras hablaba. No quería que notara mi nerviosismo, pero era algo imposible, parecía como si pudiera olfatear lo a mi alrededor.
- ¿Y como está? - preguntó.
- Bien, sobreviviendo - sonrrei. Entonces mis ojos se posaron en su brazo izquierdo, había un dragón pequeño tatuado ahí - ¿Y ese tatuaje? ¿Tiene alguna historia? - le cuestioné con gran curiosidad. El me sonrió de medio lado y dijo - No me gusta mucho hablar de ello, hice algo estúpido y cliché - me dijo.
-¿Tú? ¿Algo estúpido? - pregunté riendo a carcajadas.
-¿Estas admitiendo que tú también haces tonterías? - dijo de pronto Ino, saliendo del pasillo del mostrador que estaba fuera de la vista del cliente.
Sasuke ni siquiera se inmutó ante nuestras risas, por el contrario nos miro amabas con su acostumbrada sonrisa arrogante.
- Bueno, nunca dije que fuera perfecto - eso último hizo reír aún con más fuerza - Bien les contaré, para que puedan reírse más a gusto - ambas guardamos silencio y lo miramos fijamente - hace un tiempo, conocí a alguien, no diré nombre, solo diré que la otra mitad la tiene ella - yo me quedé estupefacta.
-¿A qué te refieres con la otra mitad? - pregunté con el señor fruncido.
-¿Me presta su brazo? - yo no hice más que asentir, y entonces entrelazó sus dedos con los míos - mire como queda el dragón al girarlo así - es la mitad de un corazón - y tras decir aquello, deslizó sus dedos de entre los míos y se separó. Fueron tan solo unos segundos, pero en esos segundos, hizo mi corazón flotar y enrojecer, y así fue como termino mi día, con la sensación de calidez inesperada que Sasuke desprendía.

Lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora