Comienzo de mi historia

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Recuerdo que ése día me desperté muy temprano, lo que es bastante raro para mi, ya que, me gusta dormir hasta tarde. Me levanté de un salto de mi cama y caí sobre mis pantuflas que eran de la cabeza de homero un personaje de una serie muy popular en donde todos los personajes tienen la piel amarilla. Introduje los pies dentro de la boca de este personaje y los arrastré hasta la escalera y baje casi inconsciente. Al llegar a la cocina encontré un sándwich de jamón y queso, un vaso con leche caliente y una nota:

- "Hijo, no estaré durante un tiempo, mamá tiene que hacer un viaje de negocios con tu padre. Los números de emergencia están pegados al refrigerador, hay comida para una semana en el refrigerador. Estaremos mandando dinero a tu cuenta constantemente para que puedas hacer compras. Tal vez no lleguemos hasta el próximo año, así que deje un sobre debajo del sofá con bastante dinero para comprarte lo que quieras. Lamentamos no poder estar contigo para tu cumpleaños.
Te quiere mucho
Mamá."
- ¡¿Hasta el próximo año?! - pensé en voz alta. - pero si estamos en abril

Eran las 8:30 a.m, decidí ir a bañarme. Después de una relajante ducha, de vestirme y comer mi sándwich. Comencé a leer "Inferno" del destacado Dan Brown, un hermoso libro, después de varias horas de lectura y música sentí una extraña sensación, algo parecido al frío, pero era algo extraño. Hice caso omiso y seguí sumergido en mi lectura.

Ya eran pasado las 5 de la tarde y todavía no surgía nada interesante mas que seguir con la historia de Inferno. Eran casi las 8 cuando recibí una llamada a mi celular, era mi novia, Catalina (lamento no habérselos contado, creo que olvide ese detalle). Al contestar me dí cuenta de que no estaba en su casa, ya que, al contestar paso un auto con uno de esos tubos de escape abiertos que suena como si fuera una harley davidson, que de hecho es bastante molesto. Lo que me llamo la atención fue que lo escuché dos veces, una por el celular y otra casi simultáneamente por fuera de mi casa. Corri al armario me puse algo decente, debo haber me demorado 15 segundos en eso. Baje las escaleras a toda velocidad y me paré ante la puerta de entrada. La abrí y bajo la inmensidad de las estrellas estaba ella. Con su pelo castaño, su piel morena y lo que en lo personal a mi más me gustaban, sus hermosos y grandes ojos castaños.

Aun que feliz de verla sentí que algo no estaba bien, se veía muy preocupada tenia los ojos rojos. Pude notar que tenia un moretón en el brazo. Me aproximé veloz mente hacia ella. La abrasé, puse su cabeza entre mi cabeza y mi hombro derecho. Mientras sostenía su cabeza, tuve la misma sensación de cuando leía.

Sentí como una mano fría, arrugada y áspera recorría desde mi espalda, pasando por los hombros hasta mi cuello. Pegué un salto olímpico y mire para todos los lados y no había nada ni nadie. Sólo ella y yo, nadie más. La miré, ella me miró a mi con cara de espanto.

-¿Quieres pasar?.- dije todavía agitado.

- Si, claro.- me respondió ella.- ¿Estas solo?

- Si, mis padres fueron a uno de sus viajes de negocios que siempre resultan ser vacaciones de larga duración- dije cómo si no me preocupara.

La invité a comer algo pedimos sushi, después de comer vimos una película, la invite a quedarse.

Era tarde, había comenzado a llover y ella no traía paraguas. Así que se se quedó conmigo. Nos fuimos a acostar después de un par de horas. Aun que no me podía quedar dormido.

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