Un Día "Tranquilo"?

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Después de unos días de estar en el medico llegue a mi casa con la esperanza de poder al fin descansar en paz. Sin tanta enfermedad a mi al rededor, a decir verdad me sentía algo agobiado de estar ahí.  Era perturbador en cierta medida.

Bueno llegué a mi casa y además de acostarme lo único que deseaba era un sándwich con Nutella jajaja no es muy sano pero a mi parecer sabe bastante bien. Mientras me preparaba mi ansiado sándwich veía un programa en la computadora. Era una de esas animaciones japonesas, "animes" creo que los llaman. Yo solo lo veía por que era parte de mi infancia, ese que tienen los pelos en punta y que les cambian de color y pasan de negro a dorado y aumenta su poder... Creo que me estoy desviando. 

Mientras comía (y veía esa serie) me preguntaba a mi mismo que rayos estaba pasando en mi vida. Me preocupé un poco por mi salud mental. 

-Quizás estoy loco. Quizás ni siquiera me estoy comiendo este delicioso sándwich de Nutella- me dije  a mi mismo abriendo los ojos como platos.

Después me dí cuenta de lo loco que se escuchó eso.

Terminada mi "cena" subí a mi habitación y me quedé ahí viendo la serie mientras comía unas galletas. 

Me estaba quedando dormido cuando escuche unos ruidos en mi cocina, lo primero que pensé fue que se había metido alguien a la casa. Pero esta semana había tenido tantas eventos extraños que no sabía que creer, lo único que pensé en ese momento era defenderme de cualquier cosa que estuviera en la cocina. Agarré mi bate y un casco que tenía en mis estantes y comencé a bajar por las escaleras muy lentamente. Los ruidos se hacían más fuertes a cada peldaño que avanzaba. Al llegar abajo crujió la madera del suelo y el sonido se detuvo. Seguí acercándome a la cocina lo más silencioso que podía. Me pegué a la pared que separa el pasillo de la cocina y conté hasta tres.

-Uno... Dos... ¡¡TRES!!- grite al mismo tiempo que saltaba a bloquear la puerta de la cocina para que fuese lo que fuese que estuviera ahí no pudiera escapar. Se escucho un plato reventando en el suelo de la cocina y al final de cuentas solo era un gato que se había metido por la ventana de la cocina. El pequeño animal me miró y siguió husmeando sus narices en mi loza. Se paseaba como si fuese su casa.

- Hola amigo, ¿estas perdido? - dije como si el animal pudiera responderme. - Puedes quedarte aquí por un tiempo mis padres no estas así que seras mi invitado  de honor-. Al decir eso el gato bajo al suelo, se sentó y me miró ladeando la cabeza.

- Creo que tengo un poco de atún por acá.- dije mientras metía la cabeza a una de las múltiples despensas que había en mi cocina.- ¡¡AHA!! aquí está el atún pequeño amigo.- abrí la lata y la puse en un recipiente antiguo que ya nadie ocupaba. Al gato le brillaron los ojos y comenzó a comer muy confiado mientras yo lo acariciaba.

- Tengo que ponerte un nombre. Te llamaré Alonso.- el gato dejó de comer me miró y se sentó como si me hubiera escuchado decir el nombre.

- ¡¡Oh lo siento eres una gatita!!, pues entonces serás Snow. Si Snow está bien.- reafirmé mirando a la minina que volvió a su plato de comida.

Subí a mi habitación otra vez pero esta vez acompañado de la gata que movía su colita de una forma muy coqueta. Me acoté en la cama y mientras la gata se acomodaba en la parte de abajo de la cama yo volvía al computador a ver mi serie animada. Ese de las esferas con estrellas adentro.

Al acostarme me sumí en un profundo sueño que les contaré en el siguiente capitulo por que ahora que escribo esto se me abrió el apetito... Les apetece un sándwich de Nutella?

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