Aries nunca había sido una mariposa social. Esa era Leo, y Leo había estado a su lado desde que tenía memoria, era la que se acercaba a las personas siempre y la que realmente era querida, carismática y popular; era la que socializaba y mantenía el estatus de ambas. Así era normalmente como funcionaban las cosas, pero ahora sentada detrás de Capricornio, una chica con la que nunca había hablado más de un simple saludo de cortesía. Leo tenía las primeras clases del día en la otra punta de la escuela, y no la volvería a ver hasta dentro de dos horas más o menos, durante el almuerzo. Ya había pasado las primeras dos horas y no se habían dirigido la palabra todavía.No quería caerle mal a Capricornio, pero no sabía acercarse a la gente sin ser prepotente o arrogante. Y la chica castaña no se lo hacía nada fácil con la mirada que tenía siempre; como si estuviera juzgando a todos a su alrededor. Definitivamente estar tan pegada a Leo la estaba afectando en más de un sentido, y no sabía si eso le gustaba.
Si al menos también compartiera clases con Géminis o Sagitario, con quienes se llevaba bien, la cosa sería diferente. Probablemente ellos se acercarían sin miedo a la chica. Bueno, Sagitario era su primo, por lo que estaría acostumbrado a ella, pero Géminis... Seguramente fue eso lo que la impulsó a hablarle, porque su competitivad era mayor que sus inseguridades.
—Pst, pst. Hey, Capricornio...
La chica se dio vuelta al escuchar su nombre, esperando lo que quisiera decirle.
«No había esperado llegar a tanto, ¿y ahora qué? ¿Qué haría Leo? ¿Que haría Géminis...?»
—Este... Sí, ¿me prestarías un lápiz?— «¿En serio, un lápiz? ¿No se te podía ocurrir algo mejor?»
—Sí, claro— hizo como un intento de sonrisa al pasarle el lápiz que le había pedido, y como parecía que ella no iba a decir nada más, Aries continuó.
—Gracias... Eh... ¿Capricornio?
—¿Qué?
—¿Ya sabes con quién vas a sentarte durante el almuerzo? Escuché que en esta escuela, las personas con las que te juntes determinan tu futuro.
—Supongo que con Sagitario, y con quiénes sea que él se siente.
—Oh, genial.
—¿Por qué preguntabas?
—Es que... Yo pensaba que quizás... Y, obviamente si tú querías... Podrías estar con nosotros, con Leo, Géminis y yo. Claramente era una idea.
—Ah, está bien.
—¿En serio? ¿Te sentarías conmigo y Leo?
—Claro,
[...]
Piscis miraba distraídamente las mesas buscando donde sentarse. Tenía una bandeja llena de comida que no planeaba comer, y ya empezaba a pesarle.
A lo lejos vio a un grupo de la casa, así que se acercó. No hablaba mucho con ellos, pero lo prefería antes que estar sola o con alguien que no conociera en lo absoluto.
—Disculpen, ¿puedo sentarme?
—Sí, claro— le respondió Escorpio, sacando su mochila de la silla para hacerle lugar—justo estábamos hablando de la escuela, ¿sabías que sólo a los hombres los dejan jugar deportes de verdad? A nosotras nos quieren dejar para animadoras o gimnasia artística —dijo haciendo una expresión de asco.
—Como en todas las escuelas de este tipo, ¿no?
—Exactamente. Se nota que el director es exactamente igual de retrógrado que el del año pasado. Ya lo odio y ni siquiera sé cómo se llama.
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La Casa de los Signos
AcakLos doce signos conviviendo en una casa, ¿qué es lo peor qué podría pasar?