7. Una fiesta y un crush

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—¿Segura que no quieres venir?— le preguntó Libra a Escorpio, quién se había ofuscado en que no quería ir a la fiesta en la casa de Brenda.

—Segura, ¿segura tú de que no te quieres quedar? Vamos a ver Narnia y a quejarnos de la vida con Acuario.

—Suena a un buen plan, pero ya les confirmé a las chicas que iría y no quiero cambiar todo el plan.

Libra agarró su celular, su abrigo y salió de la habitación, resignada a que tendría que hacer sociales para no morir de incomodidad y aburrimiento en la fiesta.

Se subió al auto, donde ya estaba el grupo que sí quería ir a la fiesta; Aries, Tauro, Géminis, Leo, Virgo, Sagitario, Capricornio y Piscis. Ryan los llevó hasta la puerta de la gran mansión y entraron, ansiosos, inquietos y nerviosos.

—¡Chicos! ¡Vinieron!— la dueña de casa les abrió y los saludó a cada uno con beso en la mejilla—. Vengan por aquí, les voy a mostrar la casa.

Después de enseñarles donde estaban los baños, la cocina, una habitación y una puerta al patio desapareció entre la multitud, volviéndose una más de los adolescentes que empezaban a bailar en la gigantesca sala que funcionaba perfectamente como pista de baile.

Se esparcieron ellos también, y no se volvieron a ver.

[...]

—¡Acuario! ¡La película ya está puesta!— gritó Escorpio bajando las escalera para buscar a su amigo, el cual estaba preparando el pochoclo*.

—Ya casi estoy, espera un poco.

—Por Dios, ¿tres horas por un poco de pisingallo?

—Shh— la calló él —el arte toma tiempo.

Ella rodó los ojos y volvió a subir las escaleras. Su amigo era así de fanático de la cocina; le encantaba complacer a la gente con sus platos, aunque siempre tardaba el doble de lo que tardaría una persona normal.

—Como sea, en dos minutos le doy play.

Exactamente en dos minutos Escorpio le dio play a la película, y unos tres minutos después de eso llegó Acuario a la habitación, con un bol con el pochoclo cn azúcar.

—¿La pones de vuelta, porfis? —le pidió él haciendo ojitos, y ella, como la buena amiga que era, la puso de nuevo.

—¿Sabes? Valió la pena la espera; este es el mejor pochoclo que probé en mi vida. Muy rico.

Él sonrió satisfecho; le parecía hermosa esa sensación de hacer sentir bien a otra persona mediante su paladar, y más si se trataba de su mejor amiga. En eso, Acuario escuchó un golpe en una de las habitaciones.

—¿Escuchaste eso?— le preguntó a Escorpio. Ella asintió.

—¿No estábamos solos en la casa?

—Ryan fue a llevar a los chicos, y Brad está abajo, pero más allá de ellos sí.

—Entonces digamosle a Brad que hay alguien más— medio gritó, medio susurró Escorpio.

—Vamos.

Salieron de la habitación y casi que chocan con Brad, que estaba subiendo.

—Chicos, ¿no estaban en una fiesta ustedes?

—Nosotros no, el resto sí— dijo Acuario.

—Salimos porque hay alguien en uno de los cuartos de los chicos — dijo Escorpio— escuchamos que algo se caía.

—Yo también — les dijo Brad, y tomando la posición de adulto responsable, caminó hacia la puerta—. Quédense atrás, tengan a mano un celular para llamar a la policía, por si acaso.

La Casa de los SignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora