—Wow, este lugar es enorme— fue lo primero que salió de la boca de Cáncer.
Leo lo miró, pero no dijo nada. Estaban en una tienda de ropa porque ella necesitaba actualizar su armario. Aries, como siempre desde que tenían once años, la acompañaba, Géminis se les había unido porque les había prometido un helado después (aunque Leo creía que era porque estaba enamorado de Aries y quería pasar tiempo con ella) y Cáncer, después de ir al baño a lavarse un poco el olor a vómito, había decidido ir con Géminis.—Chicos, organicemonos— llamó la atención de sus amigos Leo, como la buena líder que era—. Tenemos cuatro horas para hacer nuestras cosas antes de volver con los demás. Si estamos aquí unos treinta minutos podemos...
—¿Treinta minutos? ¿Desde cuando tardamos media hora en elegir ropa?— le preguntó burlonamente Aries.
—Bueno, una hora aquí. Nos quedarían tres horas para el helado que nos prometió Géminis, podemos recorrer el lugar mientras tanto. Y, este... Cáncer, ¿qué es lo que te interesa ver?
—Yo estoy buscando un disco para probar mi tocadiscos casero.
—Perfecto, ¿cuánto tiempo tomaría?
Él se encogió de hombros.
—No lo sé... ¿Menos de media hora?
—Me sirve, unos veinte minutos en lo de Cáncer, después vamos por la ropa para el colegio, que no nos tomará mucho y...
—Y ya basta. Por Dios, Leo, deja de mandonearnos y vamos a explorar— si hubiera sido de parte de cualquier otra persona, se hubiera ofendido. Pero era Aries, así que no se preocupó mucho.
Entraron juntas en la sección de pantalones y empezaron a buscar algo que les gustase.
Géminis y Cáncer fueron hacia el lado de ropa masculina.
—Tienen perfumes carísimos aquí— dijo Cáncer asombrado, tomando entre sus manos con sumo cuidado la botellita con el precio de 8.000 libras mostrándosela a Géminis— ¿quién se gasta tanto en un perfume?
—Gente demasiado rica— respondió él, con un tono amargo en la voz—. Gente que no sabe ni qué hacer con el dinero que tiene, así que llenan los espacios vacíos de su agenda en gastar miles y miles de pesos, dólares y libras como si cayeran de los árboles.
—Hablas como si eso te afectara personalmente.
—Sólo digo lo que pienso— dijo evitando la mirada de su perceptivo amigo. Creía que no estaba mostrando sus sentimientos, pero lo primero que hacía era sacar hacia afuera sin siquiera darse cuenta—. Lo siento, estaba pensando y me dejé llevar.
—No te preocupes. Me gusta que te sientas libre.
—Gracias. Hey, ¿quieres que tomemos muestras de todos esos perfumes carísimos y subamos a youtube si vale la pena comprarlos o no?
—No sabía que eras youtuber.
—No lo soy, pero lo seré en cuanto cree una cuenta.
—¡Vamos!
[...]
—¡Libra! ¡Acuario! —llamaba Escorpio a sus amigos, aunque sin conseguir una respuesta.
Habían entrado los tres juntos a la librería, se habían separado para buscar los géneros que les interesaban a cada uno, pero el lugar era tan grande que los había perdido de vista y empezaba a tener miedo.
Miraba hacia todos lados porque sabía que sus amigos eran demasiado distraídos. Quizás ni se habían dado cuenta de que se habían perdido, y claramente no sabían que Escorpio estaba preocupadísima buscándolos.
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La Casa de los Signos
RandomLos doce signos conviviendo en una casa, ¿qué es lo peor qué podría pasar?