Carlos
- Buenos dias ! Son las ocho de la mañana y está escuchando la radio local de las Islas Baleares.- Abrí los ojos de golpe mientras empezaba a sonar una canción desconocida para mí. Siempre me había gustado empezar el día con algo de ritmo, es un gran antidepresivo (si sabes elegir las canciones adecuadas claro), además me ayudaba a espabilarme por las mañanas.
Después de desayunar y asearme, cojí mis cosas y salí del apartamento para descubrir que, una vez más, el ascensor estaba estropeado, ahora ya no me importaba tanto, otra cosa era cuando la abuela vivía. Cuando se estropeaba no podía salir pues sus débiles piernas ya no podían subir los tres pisos que la distanciaban de su casa. Vivíamos en un edificio bastante grande contaba con piscina comunitaria, zona de trastero y parking privado. Al final me lo dejó en herencia, creo que lo hizo porque ya llevaba casi tres años viviendo con ella, la verdad que entonces no me podía quejar, y ahora menos... En marzo haría un año de su muerte.
Bajé hasta el sótano y abrí la persianas de mi parking privado. Allí me esperaba mi compañera(mi moto), una Honda CBR negra con detalles blancos. Aunque cuando era niño no me llamaban la atención las motos, cuando salí de la academia necesitaba algo para moverme y se la compré a un compañero. Nunca me arrepentirìa de haberlo echo, porque había pasado muchas tardes en la carretera con ella. Cojí el casco y me puse en marcha dirección al Gimnasio, llevaba ya un mes con esa rutina, tantos años siguiendo el protocolo había acabado pasandome factura. Aquel día me sentía nervioso, tenia una extraña sensación que no me abandonaba y por ese motivo conduje con más precaución de lo habitual.
Cuando llegue, aparqué la moto y me adentré en las instalaciones. El Vestuario masculino estaba desierto (como cada día a esa hora), pero si no me daba prisa darían las nueve y comenzarían a entrar los que estaban apuntados a los cursos, me cambié, guardé las cosas en la taquilla y mire el móvil antes de cerrarla, tenía un mensaje del contestador, pulsé la tecla de llamada.
-Contestador Vodafone, tiene un mensaje nuevo, recibido el 24 de enero a las 4:06: (Ruidos) Hola...¿ Carloz?... Zoy Al•lma...(Murmuyos) m•me guztaria... (murmuyos, seguida de una respiración cada vez mas pausada... y un "bip" final) Si desea volver a escuchar el mensasje, marqure 1... - marquè el uno interrumpiendo a la maquina y volví a ecuchar ese mensaje una y otra vez, intentando descifrar algo mas de lo que decía, era imposible. Había reconocido su voz desde el primer momento, pero hacia tanto tiempo que no sabía nada de ella... colgué el teléfono y guardé el numero en mi agenda, cuando levanté la mirada me di cuenta de que estaba rodeado de hombres, dejé el móvil en la taquilla y fui a la sala de máquinas.
Comencé a hacer estiramientos mientras pensaba en su voz y en la respiración del final del mensaje, cuando completamente borracha se quedaba dormida, por un momento me odié por apagar el móvil por las noches, costumbre que pillé cuando compartía habitación en el cuartel. Subí a la cinta de correr para hacer mi hora diaria.
(RECUERDO DEL ULTIMO DIA)
Aquel día me lo pasé encerrado en mi cuarto,, mi madre estaba triste y muy enfadada conmigo porque no le quería decir el motivo real de mi fuga(como ella lo llamaba), aún así estaba seguro de que sospechaba algo. Cuando dieron las diez de la noche no pude resistir más y salí de casa.
Fuí caminando, había un buen trecho pero faltaba mas de una hora y media para nuestra "cita". Pasé por el instituto donde tantas veces iba a buscarla, en realidad iba con Marco a buscar a su novia, una de las amigas de Alma. El parque donde tantas veces de niño nos molestabamos, antes de que se me complicara todo... El mismo lugar donde ahora nos reuníamos la mayoría de las tardes. Me quedé sentado en un banco rememorando aquellas veces que reíamos por cualquier tontería. Aquellas primeras noches que nos quedábamos solos. Me contaba sobre sus deseos y planes, sus clases, lo infantiles que eran los chicos de su curso, y los gamberros que se propasaban... también me preguntaba (inocentemente) sobre mis experiencias con las chicas (que no eran muchas en por aquél entonces).
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Ésta vez vamos en serio
RomanceEstaba tan cansada de sentirme vacía, cada día se repetía la misma rutina. Buscar trabajo, dormir y comer, en ese mismo orden de prioridad, el apetito había desaparecido de mi vida y era algo que debía agradecer al cabrón de mi ex. Por no mencionar...