Bienvenido al psiquiátrico del distrito Karma.
Se sútil con los pacientes. Mantén brazos y piernas lejos de las habitaciones, y no te acerques de más.
Dibujo de portada por: @nicklovessauce (twitter)
Amar a alguien. Abrir los ojos y darte cuenta que amar es más que decir te amo.
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Cuando Samuel tenía vida, sentía el calor de su pecho y tenía emociones en su cerebro. Brillantes y finos autos, anillos divinos y únicos posando sobre sus dedo, y a su lado; la mujer más hermosa de la tierra.
Su mano entrelazada con la de ella, caminando por las frías calles de Madrid. Los ojos de todos se posaban sobre su presencia, era un Dios sobre el suelo horrible y sucio del mundo humano. ¿Qué clase de persona no dejaría pasar una presencia tan divina? DeLuque. Ese apellido traía terror y respeto a mil personas, era un hombre grande y poderoso, lleno de fama... No tan buena. Todo ese dinero de su empresa, todo ese sucio dinero manchado de sangre banal y estúpida, llena de cocaína y prostitutas. Todo ese dinero invertido en esa enorme casa, esos establos y desde luego, en el anillo de diamantes de su hermosa mujer.
Ella era una mujer maravillosa. Akira era una mujer reservada, muy coqueta y risueña. ¿Qué clase de loco se atrevería a irrumpir en la morada del gran Samuel para arrancarle la vida cruelmente?
El cielo permanecía nublado, como esas películas de hollywood dramáticas. Y de lo contrario que podrías pensar, no había ninguna persona presente para consolar al millonario despechado. Cayó de rodillas a la lápida de su mujer, soltó un grito de dolor y abrazó aquel pedazo de piedra como si ella estuviera ahí.
Ese día, Samuel murió un poco. Su corazón se apagó, y nunca más volvió a latir.
Quizá debió demostrar que realmente la amaba. Comprarle cosas a montón y dejarla en la lujosa casa no era lo mejor que pudo hacer...
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La ira es algo que nadie puede controlar. La ira, es un sentimiento que muchos deseamos arrancar de nuestro corazón, porque tslvez debimos haber cerrado la boca y no haber lanzado un insulto, un golpe... Un tiro. quizá Willy debió de haber guardado esa bala para alguien más, quizá para él mismo.
Los ojitos verdes de Willy se pusieron sobre la expresión de Fargan, incómodo, con miedo, estático.
