06

1.6K 265 164
                                    

Rubén y el personal llegaron tan rápido como pudieron a la sala de enfermería, en la camilla de la habitación se encontraba Samuel de Luque, convulsionando constantemente y sufriendo arqueadas de vómito.
Algo fue expulsado de su boca, y no era algún alimento conocido, era jugo gástrico que alguna vez perteneció a su estómago.

Rubén miró la escena horrorizado, ya no había tiempo hoy.
Los espamos de Samuel disminuyeron, y entonces los enfermeros fueron sacados, fue revisado por un médico profesional, algo que ellos no podían arreglar, o hacer.

Por dios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por dios... Voy a morir

El doctor salió de la sala, su rostro hablaba por si mismo, y era lo que Rubén supuso todo este tiempo, él iba a morir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El doctor salió de la sala, su rostro hablaba por si mismo, y era lo que Rubén supuso todo este tiempo, él iba a morir.

—Se va... ¿verdad?

Con mirada triste, asintió.
—Lo mejor... Será dormirlo. Si muere ahora, será una muerte dolorosa, larga, turbia. Necesito el permiso de alguien para proceder.-Señaló su libreta.- ¿familia?

—Ninguna conocida. Él llegó por su cuenta; no tiene a nadie.

—¿amigos?,¿novia?

Negó todo lo que se le decía, realmente no había nada
Y era triste pensar en ello, un hombre que pasó hasta el último día de su vida en un lugar así.
Los ojos verdes de Rubén miraron dentro de la habitación, quería entrar; estaba en su derecho, es ayudante del área,debe entrar. Respiró profundo y se encaminó hasta allá, sosteniendo su valor en sus manos para abrir la puerta.
Los ojos purpura de Vegetta miraron el cuerpo de Rubén entrar, y sonrió débilmente.

—Es hora de irme... Ya no me verás más.-Habló Vegetta, golpeando el costado de su cama para hacer que Rubén se sentara, y eso hizo.
Suspiró, mirando la ventana.
—Deja de llorar... Fue una buena vida y muerte. Me hiciste sentir vivo de nuevo.

Pero no podía oír eso. Era egoísta, sabía que estuvo mal involucrarse de más con los pacientes, si hubiera obedecido no dolería tanto.
Limpió sus ojos con la manga de su bata y tomó la esquelética mano de Vegetta, estrujandola.
Fría, sin vida.

Distrito Karma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora