The Half Blood: Líos Sanguíneos

Capítulo 5: "La Verdad Casi Entera"

Nos fuimos conversando todo el camino, preguntando cómo era el campamento, que hacían, y sobre todo que íbamos a hacer cuando llegáramos a nuestro “famoso destino”. También contemplamos y comentábamos lo bello que es este lugar. El olor a tierra húmeda me hacía recordar lo bueno que era estar en la naturaleza, así como las muchas aves que volaban veloces entre los árboles, posándose curiosas de vez en cuando en algunas ramas bajas, observándonos con sus pequeños ojos indiscretos, frunzo el ceño, ¿no que siempre los “pajaritos” tratan de estar lo más lejos de los seres humanos? ¿O no me va a decir que todo lo que está cerca de este maldito campamento es “raro”?  Tanto pensar o hacerme preguntas mientras caminábamos por los senderos que los dos semidioses nos guiaban, termine por no darme cuenta hasta que el tal Jace dijo que ya habíamos llegado a la entrada del Campamento apuntando un arco griego bastante antiguo a simple vista.

- ¿Cómo?... ¿tan rápido? -escucho preguntar asombrada a Iris.

Alexa estando al lado mío, acerca su boca a mi oído disimuladamente para hablarme.

-yo creo que nuestras madres y padres nos dijeron que era lejos para que camináramos rápido y llegáramos luego, simplemente para asustarnos…- termino diciendo algo complacida.

Es una buena hipótesis pienso mientras Alexa se aleja a una distancia prudente, y queda esperando una respuesta mía.

-estoy de acuerdo con eso- giro levemente mi rostro para que viera mi giño. 

Sonríe mientras trata de que no se note.

-yo pensé que era más.

-no es tanto, es solo un kilómetro de caminata y listo- le informa Jace a Iris y a todas al parecer.

Arrugo la frente no entendiendo bien el comentario de aquel chico de revuelto cabello dorado… Quizá alguien pregunto, bueno, estaba hablando con Alexa, me perdí en la conversación, tengo Déficit Atencional, ¡que esperaban!  

Los dos chicos que hasta ahora eran nuestros “guías” por así decirlo, nos dejaron pasar primero por aquel gran y hermoso arco griego, un poco maltrecho y con varias grietas, pero sin dejar de lado el encanto antiguo que poseía. Lo primero que note al introducirnos en ese lugar, fue las muchas voces que se escuchaban, los gritos y estruendo de espadas al chocar, al escuchar ese sonido, sentí una especie de electricidad atreves de todo mi cuerpo, era como si el reconociera aquel eco tan envolvente que producía en mí, respiro hondo apreciando esos esquicitos segundos de goce que me entrega confirmando lo bien que lo iba a pasar aquí. En ese momento me di cuenta en que había cerrado los ojos por completo, ya que los abrí de sopetón cuando empecé a escuchar murmullos de otras personas que no conocía. Algunos chicos y chicas nos miraban sorprendidos, llevaban unas especies de chaleco anti-balas pero de cuero marrón que nunca había visto antes, a menos que en las películas antiguas griegas que daban a través del cable por la Tv, creo, realmente no sé. Tuerzo el gesto al ver cómo nos observaban con sigilo, sin disimular en ningún momento, por lo menos deberían esforzarse un poco en hacer eso, no me gusta sentirme observada o analizada, odio rotundamente ese sentimiento. 

Tanto divagar en mis pensamientos no me había percatado que avanzamos un buen tramo hacia adentro del Campamento, pasando unas mesas de picnic que estaba hecha de madera con más chicos sentados ahí.

-cambia la cara- me dice por lo bajo Alexa con una sonrisita juguetona.

Bufo hastiada por su comentario, aunque sé que tiene razón, me molesta mucho que me queden viendo como “la chica nueva” o en nuestro caso “las chicas nuevas”. No es grato ser la inspiradora de comentilleos entre adolescentes, no saber que están diciendo de ti es, algo insoportablemente irritante.