Tuve tiempo de pensar durante muchas mañanas. Intentaba buscar apoyo pero ya no podía ser.
Pedí cita para el psiquiatra. Quería hacerlo bien por una vez. Estaba convencida de que iba a conseguirlo y seriamos más felices que nunca.
Pero esos ojos no creían en mi. Y en pocos días los besos ya no eran igual.
Solo deseaba que llegara el día de la cita con el médico y volver a ser feliz.
Una tarde vi como todo empezaba a caerse. Era tarde. No había mas opciones para él.
Supongo que algo merecido para mi. Pero no luchado lo suficiente por la otra parte de mi vida.
Y llegó el día...
Entré por la puerta y sabia que a partir de ese momento mi vida cambiaría por completo.
Allí estaba. Durmiendo en el sofá tan tranquilo mientras a mi se me salia el corazón por la boca.
Me senté y le desperté para hablar. La verdad que lo recuerdo vagamente. Como una pesadilla que por más que intentas recordar solo ves humo.
La goma se rompió y me dio en la cara fuerte. Se acabó. Estoy sola. Es en ese momento cuando ves que la vida puede ser la muerte y te jodes.
Después de morir de pena y pasar la última noche sin querer que amaneciera con el amor de mi vida, se hizo de día y seguí llorando...
Se despertó y se fue. Ahí me quedé recogiendo lo que creía que iba a necesitar para unos días... Que se convirtieron en meses.
