Vaya descubrimiento eso de salir del pueblo.
Después de muchas habladurías y daños varios decidí salir con mis amigas donde nadie nos conociera, donde nadie pudiera hacerme pensar en lo que no quería pensar y bailar.... Bailar con tacones.
No puedo ocultar que medio centro de Madrid, entre ellos taxistas, policías, puertas de discotecas y demás seres presentes durante mis borracheras, hayan conocido mi historia. Ay mi cuki!!
A parte de no quitarme eso de la cabeza ni un momento conocimos mucha gente nueva.
Vivimos historias para recordar y nos reimos mucho de la vida. Hicimos locuras de quinceañeras y sobrevivimos a varios episodios de fiesta extrema. En esos días conocí los " miernes".
Me prometí que no dejaría de bailar y salir con mis amigas pasara lo que pasara. Ahí aprendí que es necesario tener un espacio propio dentro de una pareja. Hay momentos para disfrutar solos y acompañados y es una lección aprendida tarde, pero aprendida.
