🍁jugamos a ser héroes y nos protegemos el uno al otro.

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➨Esto no tiene tanto que ver con disfraces, al menos no en sentido literal. Pero, mi mente a veces no da para más y solo me dejo llevar y uuuhhhh.

CANCIÓN USADA 06: 1980's Horror Film - Wallows.

➨CANCIÓN USADA 06: 1980's Horror Film - Wallows

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Día 6 | Disfraces.

Keigo tiene siete años cuando descubre que existen los héroes; pero no como en los cómics o películas. No eran personas vestidas de traje completo o extravagante que iban por la vida gritando una frase típica y usaban sus superpoderes para salvar el día.

Los héroes son personas normales como él, personas —a veces— demasiado bondadosas, destinadas a vivir en un mundo cruel.

Enji es masomenos alguien así, un muchacho ignorado la mayor parte del tiempo por su madre, golpeado por su padre, rechazado por su carácter hostil; con la imagen de un joven maleducado busca pleitos.

Con una máscara llena de grietas y piezas sueltas cubriéndole el rostro, así él se presenta al mundo. Como un héroe con cicatrices bañando todo su cuerpo tras años de batallas.

Ese mismo "chico busca pleitos" que fue el único en ayudar a Keigo cuando todo el mundo hizo de vista gorda. Y a quien Keigo ayudó a abandonar a los imbéciles de sus padres años después.

Pasos fuertes sobre la baldosa se dejan escuchar en medio de pasillos desolados

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Pasos fuertes sobre la baldosa se dejan escuchar en medio de pasillos desolados.

Hay uno que otro cuerpo tirado en la puerta que da camino al estacionamiento, Enji los pasa de largo, dejando ver con la mueca que decora sus labios el asco que le produce la escena. Lleva entre sus manos una maleta grande que no tarda en colocar sobre su hombro derecho para reanudar su carrera hacia las afueras de la universidad.

El frío de otoño le da la bienvenida una vez sale, busca en uno de sus bolsillos la llave de su camioneta, colocando la maleta en los asientos de atrás y apretando los nudillos sobre el volante antes de arrancar.

Da un último vistazo por el espejo retrovisor hacia su universidad, puede ver motocicletas a la distancia antes de alejarse a todo velocidad por la carretera.

Su teléfono comienza a vibrar una y otra vez minutos antes de llegar a su destino, lo más probable es que sea Toshinori, ese chico siempre encuentra una ocasión perfecta para molestarlo con su exagerada sobreprotección

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Su teléfono comienza a vibrar una y otra vez minutos antes de llegar a su destino, lo más probable es que sea Toshinori, ese chico siempre encuentra una ocasión perfecta para molestarlo con su exagerada sobreprotección. Es molesto; pero Enji no puede evitar agradecer el tener todavía a alguien con quien hablar cuando las cosas se ponen duras.

Llega finalmente a una zona alejada de la ciudad, con casuchas en todos lados que a duras penas pueden mantenerse en pie, al fondo ve un local enorme decorado con letreros y luces de neón, las risas, gritos y cosas siendo lanzadas y quebradas se escuchan desde fuera. Algunas personas salen a trompicones y Enji tiene que alejarlos cuando tratan, en medio de su embriaguez, de colgarse sobre él.

Logra entrar al local por la puerta trasera y sus oídos parecen querer reventar por lo fuerte que la música aún puede sonar y el obvio olor a drogas y alcohol en el aire. Pasa a otro grupo que por alguna razón tiene la suficiente confianza de coquetear con él y se dirige a los baños.

Puede escuchar a alguien vomitar en uno de los cubículos, Enji decide que es un buen momento para lavarse la sangre seca de su labio partido mientras espera.

A la otra persona no le toma mucho tiempo el jalar de la cadena y salir entre gemidos adoloridos, con dirección a los lavaderos.

—¿Qué te trae esta vez, Enji?

El mencionado mantiene su vista en el enorme espejo de la habitación, escuchando las risas de su nuevo acompañante, estas lo obligan a arrugar la nariz.

—Apestas.

—¿Cuándo no lo hago?

—¿Por qué estás aquí otra vez, Keigo?

Keigo suspira entonces, ya no hay diversión en su rostro.

—Me quedé sin dinero.

—¿Por qué no me llamaste?

—¿Y por qué lo haría?

Enji se aprieta el tabique, tratando de calmar la ira que quiere adueñarse de él y que probablemente lo haga cometer otra estupidez.

—Vámonos, te llevaré a mi casa.

—La policía te va a arrestar, Enji. Aún no cumplo la mayoría de edad, descubrirán los cuerpos en tu universidad y yo...

—Cállate, Keigo, solo, cállate. Aún te debo un maldito favor por la otra vez.

—¿Por eso vienes vestido así? Pareces un superhéroe, como en esas películas malas.

Enji mira su ropa, sus botas, un pantalón militar y un polo sin mangas de color negro.

—Estás loco. Pero a tú yo de siete años le hubiese encantado.

Y así ambos salen de ese local, subiendo al vehículo y huyendo con dirección a casa del pelirrojo. Keigo sonríe desde el asiento del copiloto, pensando en lo genial que es tener a alguien que le salve el pellejo mientras escucha las patrullas pasando en el carril izquierdo.

✧ 𝗘𝗡𝗗𝗘𝗛𝗔𝗪𝗞𝗦 𝗪𝗘𝗘𝗞 ; 2020.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora