CAPÍTULO 4

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Miriam
Hoy era lunes por lo que la alarma me sonó  a las 7 de la mañana, como toda una rutina ya me preparo y voy a desayunar. Una vez estando lista salgo de casa y me dirijo a la oficina, al rato veo llegar a cepeda, por su cara no parece que haya empezado muuy bien el día. Pasa un rato y voy a su despacho para que me ponga al día de el trabajo que tengo que hacer hoy

-¿Se puede?- le digo, me quedo paralizada por lo que veo, cepeda estaba llorando
-Si, si adelante-dice limpiandose las lágrimas
-¿Se encuentra bien?- le pregunto
-Perfectamente- dice sin mirarme

Cepeda empieza a contarme lo que tengo que hacer hoy de trabajo pero yo no le presto mucha atención, me quedo pensativa ¿por que estaría llorando?

-Pues eso es todo- dice cepeda
-Eh sisi-digo saliendo de mi trance
-Puede retirarse-
-Cepeda por favor, dígame lo que le ocurre- insisto
-Ya le he dicho que nada señorita, y si me ocurriese algo no es de su incumbencia- me dice el serio

Nose que se me pasa en ese momento por la cabeza pero me agachó quedando a su altura ya que estaba sentado en una silla

-Por favor, solo quiero ayudarte, se que somos secretaria y jefe pero nos podemos llevar bien, si estás mal prefiero que me digas que te ocurre a tenerte todo el día con cara de amargado por que así me dificultas mucho el trabajo- le digo

El agacha la cabeza y sse pone las manos en la cara, yo armandome de valor le acaricio la rodilla en señal de apoyo

-No puedo más con mi vida- me dice con la voz rota
-¿Que ha pasado?-
-Aitana y yo hace mucho que no estamos bien, y yo ya no sé qué hacer para arreglarlo, estoy dejando de hacer muchas cosas que hacía antes solo para que no se enfade, si hasta mi hermano me lo dice, que ya no soy el mismo de siempre-
- ¿Y por qué no os separais?- sugiero
-¿Separarnos? Ja si, como si no tuviese ya bastante lío, además ella no me lo pondría nada fácil, y tampoco quiero que las niñas lo pasen mal al ver a sus padres separarse-
-¿Y no cres que ya lo pasan mal viendo a sus padres discutir?- le digo
-Buff, si esque no se que hacer joder-
-Piénsalo, pero no te agobies-
-Oye Míriam, que gracias por aguantar la chapa que te estoy dando con mi vida y bueno gracias por aguantarme en general, se que te he estado tratando muy mal pero esque no me doy cuenta, tengo tanto estrés que con alguien lo tendré que sacar y lo saco contigo injustamente- me dice
-No pasa nada- digo regalándole una sonrisa

Vuelvo a mi mesa y me pongo a trabajar hasta que llega la hora de comer

-¿Miriam te apetece que comamos en el restaurante de abajo? Así te agradezco lo de esta mañana- ofece cepeda amable
-No de verdad he traído comida no quiero molestarte- le digo
-No es molestia- me sonríe
-Bueno, si me insistes-

Salimos de la oficina y vamos a comer a un restaurante que hay al lado, nos sentamos en una mesa y mientras viene el camarero miramos la carta

-SU PUTA MADRE QUE PRECIOS- digo al ver la carta
-Shh calla loca- dice cepeda riendo
-Cepeda esto es muy caro-
-Tranquila, pago yo-
-Ni de coña, no voy a dejar que pagues mi comida- le digo
-Oye que soy el jefe, me debes obedencia- me dice dando un pequeño golpe en la mesa y haciendose el enfadado
-Cepeda, no puedo dejar que pagues tu todo- le digo
-La próxima invitas tu, te lo juro- me dice
-¿Habrá próxima?- le pregunto
-Seguro-

Llega el camarero y nos toma nota de lo que queremos, nos lo trae y nos lo comemos. Cuando estaba los por los postres cepeda no me dejaba de mirar y sonreía

-¿Que pasa?- le digo
-Estas manchada-
-¿Que dices? ¿Donde?- le pregunto cojiendo la servilleta y limpiando e la boca
-Aqui- dice untado su dedo en su helado de chocolate y restregarmelo por la nariz
-Jo, tio- digo quejándome y limpiandome con la servilleta
-¿Como que tío? ¿Que confianzas son esas?- dice serio
-Perdon- digo agachando la cabeza
-Que es broma tonta- dice riendo

Narrador externo
Terminaron de comer y casa uno se fue a su casa, eso sí ambos con una sonrisa en la cara ¿sería esto el comienzo de una amistad? ¿O quizás de algo más?

Mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora