Teenage moms • (AU SUPERCORP) Kara G!P [EDITANDO]

Capítulo 5

*Lena*

—Okay. Entonces tú dormirás del lado derecho, y yo del lado izquierdo—Comentó Kara mientras abría las cobijas.

—Me conoces tan bien que algunas veces me da miedo.

Le di un beso rápido y le sonreí como boba. 

—Lena, no te voy a mentir, estoy un poco nerviosa—Confesó tiernamente.

—¿Por qué?

—Es que... ¿y si se me escapa un pedo a media noche?

—¡Ay Kara!—La regañé intentando no reír—Tú tranquila, es algo totalmente natural, además, no te voy a dejar por eso.

—Mi intestino y yo te amamos.

—Y yo a ti, torpe. Por cierto, hoy te toca apagar la luz.

—No puede ser—Hizo pucheros.

Me recosté tranquilamente y esperé a que Kara se armara de valor. Una vez que apagó la luz, corrió hasta la cama huyendo del "monstruo" y yo subí todas las cobijas.

—Lena, no seas mala—Chilló—Déjame entrar o me va a comer.

—Está bien.

Se metió a la velocidad de la luz y se cubrió hasta la cabeza, definitivamente todavía era una bebé, pero yo amaba eso de ella.

—Me puedes explicar ¿por qué en el instituto eres completamente diferente a como eres con tu familia y con nosotras?—La abracé para brindarle protección.

—Por ti, siempre ha sido por ti, desde el primer día. 

—¿En serio?

—Sí. Temo que te hagan daño, o que piensen siquiera en hacerlo. Y bueno, también porque de lo contrario tendría mi cabeza todos los días en el inodoro del instituto, con lo torpe que soy ya sería tendencia entre los estúpidos.

—No lo creo, eres muy guapa e inteligente. Allá ellos si piensan lo contrario.

—Lo dices porque soy tu novia.

—No, lo digo porque es la verdad, ahora a dormir—Toqué la punta de su nariz en medio de la oscuridad. 

—Está bien, mamá.

En cuanto oí esa palabra mi cuerpo se congeló, no me sentía capaz de escuchar a un pequeño ser llamándome de esa manera. Lo mejor que pude hacer fue ignorar dicha palabra y cerrar los ojos para poder descansar. 

(...)

—Kara, no puedo dormir—Susurré al ver el reloj en la mesita de noche. 

El aparato indicaba que eran las 02:27 a.m. y yo aún no podía descansar.

—¿Será porque estuviste durmiendo toda la tarde?—Murmuró.

—No fui la única, por algo estás despierta también.

—Así es. ¿Te parece si hacemos algo?—Se pegó a mi cuerpo, quedando tan solo a unos centímetros de mis labios. 

Piensa en la Biblia, piensa en la Biblia.

—¿Algo como qué exactamente?

—No lo sé, lo que tú quieras. Tal vez podríamos...—Metió su mano por mi pijama—¡Ver una película!—Dijo emocionada.

Todo el calor que mi cuerpo estaba sintiendo se fue de golpe.

—Está bien, pero que sea una de terror.

—¿Acaso quieres que me orine?—Preguntó divertida—Esas películas se ven de día y con un rosario en la mano.

—Okay, entonces veamos otra.