Infierno Arriba

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Cuando la beso ya no pienso en fuego. No pienso en calor, no pienso en gritos. Me doy cuenta de que necesito más, así que la pego a mí, y ella no protesta.

Hasta que escucho la sirena de la policía y me despego súbitamente. Ella me mira confundida mientras que se separa.

-¿Qué pasa, Ethan?

-Tengo que irme, ahora. 

No sé como, pero parece comprender que es por la policía, que ahora ya deja ver las luces azules y rojas por la ventana.

-¿Estás escapando?¿A ti es a quien buscan?-pregunta alarmada.

Me quedo callado mientras miro alrededor buscándo una salida. De repente siento sus dedos calientes enrollarse en mi muñeca, y me hala hacia lo que parece una bodega, donde entramos.

Hay una ventana mediana, que abre, y logramos salir. Corremos, hasta que las luces desaparecen, y llegamos a un terreno baldío con una casa rodante un poco oxidada. Afuera apenas está iluminada por un foco. Al entrar tomo me siento en su cama y tomo aire, exhausto. Ella me ofrece un poco de agua y me mira fijamente mientras cruza los brazos y se recuesta en la puerta.

-¿Hiciste algo grave?

No puedo sostener su mirada, así que solo veo el vaso de agua.

-No quieres saber-murmuro.

Repentinamente, escucho un golpe seco. Al levantar la mirada, veo que la puerta está completamente abierta, y ella con una expresión algo enojada.

-Si no me dices, te largas-dice firmemente.

Suspiro. 

-Eres un monstruo, dile lo que hiciste.

-Pirómano

-No te mereces su ayuda.

-Deberías estar tras las rejas, asesino.

Murmullos y gritos empiezan a invadir mi cabeza, suena tan real que me apresuro a mirar por la pequeña ventana.

Pero no hay nadie, así que intento actuar como si nada, porque no quiero que piense que estoy loco.

-Empieza a hacer frío.¿ Puedes cerrar la puerta?Por favor.

La cierra, pero no muy de acuerdo.

Y le cuento todo...Absolutamente todo. Y se siente bien poder contarlo a alguien.

Cuando puedo ver sus ojos, están vidriosos. Y no me había dado cuenta de yo también estoy llorando.

Me toma delicadamente del mentón, y me besa. Sus labios siguen sabiendo a cereza dulce.

-Estarás seguro aquí. 




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