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El rubio se cruzó de brazos mientras Mina acomodaba a Eijirou ya que estaban a punto de irse de ahí. Suspiró mientras miraba hacia arriba. El cielo estaba cubierto de estrellas, era una noche realmente linda, lo malo era que se encontraba despidiendo al mitad dragón en lugar de estar haciendo algo con él.

—Listo, nos vamos en unos minutos —lo observó la de cabello rosa con una sonrisa—. Voy a buscar algunas cosas que vamos a necesitar, espérame aquí —dijo antes de entrar en la casa y desaparecer de su campo visual.

—¿Katsuki? —Eijirou se acercó a él mientras lo observaba dubitativo—. ¿Qué sucede?

El rubio se encontraba serio mientras observaba hacia arriba. Giró la mirada y se encontró con el pelirrojo delante de él.

—Es una linda noche —se limitó a decir.

—Muy linda —agregó.

—Me gustaría tenerte en mi cama ahora mismo, iría por muchas rondas más, ¿sabes? —lo tomó de la cintura y pudo ver cómo se le ruborizaban las mejillas.

—Katsuki, no digas cosas así —se tapó el rostro con ambas manos.

—Voy a extrañarte, idiota. Solo han pasado unas semanas y ya me tienes así, me siento como un completo imbécil —frunció el ceño.

—Pronto acabará.

Eijirou abrazó a Katsuki con algo de fuerza, sintiendo los brazos del rubio envolverse en su cintura. Se encontraban muy juntos, incluso podía sentir sus corazones latiendo al unísono y creando una dulce melodía.

—Eijirou —se separó de él y lo miró fijamente a los ojos, colocando una mano en la mejilla del pelirrojo y sintiendo cómo éste se inclinaba hacia la caricia—, quiero que me prometas algo.

—¿Una promesa debajo de las estrellas? Esto debe ser lo más romántico que vayas a hacer en tu vida —sonrió divertido y colocó su mano sobre la de Katsuki con suavidad—.  Bien, ¿qué quieres que te prometa?

—Luego de todo esto, no vas a separarte de mí —lo observó mientras lo atraía a sí mismo con su mano en la cintura—. No quiero que estés tan lejos mío, mis cosas son solamente mías —frunció el ceño.

—Solamente tuyo, Katsuki —le sonrió.

La sonrisa de Eijirou se desvaneció al instante mientras miraba hacia otro lado, casi como si huyera de la mirada del rubio. Se encontraba algo incómodo de repente y aquello puso en alerta a Katsuki.

—¿Qué sucede, idiota? —preguntó mientras tomaba su rostro con ambas manos y lo obligaba a mirarlo.

—No me gusta esto —hizo una pausa—. Este sentimiento.

—¿Qué sentimiento?

—Es que no quiero decírtelo, me siento un estúpido —frunció el ceño mientras lo miraba a los ojos—. Incluso tú vas a creer que soy un estúpido.

—Ya lo eres, lo que yo piense o no, no va a cambiar eso —rodó los ojos—. Dime qué te sucede —ordenó.

—Yo... oí sobre ti, nadie deja de hablar de ello —suspiró—. Todas las chicas hablan de lo bien que la pasaron contigo y de cómo volverían a acostarse contigo una y otra vez o cosas así —frunció el ceño—. No me gusta pensar en esto pero... solo soy un mitad dragón, todas esas chicas son lindas y son demasiadas, no voy a estar aquí, no me gusta sentirme así pero es inevitable —cerró los ojos con algo de fuerza.

—Realmente eres un idiota, idiota.

—Lo sé, mejor olvídalo —intentó separarse de él pero Katsuki lo sujetó con algo de fuerza impidiéndole hacer aquello.

dragon; kiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora