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Katsuki giró en aquella cama quedando sobre Eijirou. Sonrió de lado mientras acariciaba su cintura con ambas manos. Aquello se sentía muy bien, sobre todo por el hecho de haber estado mucho tiempo separados, esperaban ese momento más que nunca y todo lo que habían estado aguantando comenzaba a salir a la luz.

De repente, de un momento a otro, el rostro del pelirrojo se tornó triste. El rubio lo miró fijamente algo extrañado, colocó una mano en su mejilla y esperó a que le dijera qué era lo que le sucedía.

—No me gusta ver todas esas quemaduras que tienes en el cuerpo —sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas—. Pienso en que fue por mi culpa y no puedo estar tranquilo mientras tú estás ahí teniendo que cargar con esas cicatrices. Además, mientras te hacían eso, pude sentir tu dolor recorrer cada centímetro de mi cuerpo, soy consciente de lo horrible y tortuoso que fue —una lágrima cayó de uno de sus ojos.

—Hey, está bien, Eijirou —limpió con su pulgar el rastro de la lágrima y le sonrió—. No fue por tu culpa.

—Sí lo fue, Katsuki —cerró los ojos con fuerza mientras las lágrimas no dejaban de caer por sus ojos—. Si me hubiera entregado y ya está en lugar de huir, quizá no te hubiera hecho nada de eso. No tienes por qué sufrir por mí, Katsuki. Esas marcas y lastimaduras me duelen más que cualquier cosa que me haya sucedido directamente y es porque te sucedieron a ti, nuestro vínculo es tan fuerte que aún puedo sentir el dolor que te provocan y el que te provocaron —tragó saliva—. No me gusta, no me gusta pensar que fue por mi culpa.

—Hey, idiota —sonrió de lado mientras besaba sus labios cortamente—. Soportaría todo un infierno solo para poder estar contigo. Si tengo que seguir soportando cosas así con tal de lograr que estemos juntos y en paz sin que nadie nos moleste, lo haría —sonrió aún más mientras acariciaba sus mejillas con sus manos—. Solo quiero que nos dejen en paz, quiero estar junto a ti, Eijirou. Haré lo necesario para estarlo. Además, no fue tu culpa.

—¿No? Entonces, ¿de quién fue? —lo miró seriamente mientras esperaba una respuesta válida para aquel argumento que acababa de darle. Él sostenía que era por su culpa.

—Primero, fue culpa de esos idiotas que creen que pueden adueñarse de ti solo porque eres tan maravilloso —besó la punta de su nariz suavemente—. Tú no eres de nadie, puede que seas mío, pero eso es otra cosa —sonrió de lado al ver que acababa de robarle una sonrisa al pelirrojo debajo de él—. Y también, ¿creíste que no pude escapar de ellos desde el primer instante? No soy tan débil y me ofende que pienses así de mí —se señaló con una mano exagerando aquello—. Si ellos pudieron mantenerme por tanto tiempo fue porque yo se los permití, pero ya conocía sus procedimientos, cada uno de sus pasos y cosas a realizar, yo ya sabía qué era lo que planeaban hacerme.

—¿Por qué no huiste entonces? —Kirishima frunció el ceño molesto al oír aquello.

—Porque debía distraerlos todo el tiempo posible mientras Mina y Tokoyami te llevaban lejos de la aldea, no iba a permitir que te encuentren. Además, sabía que si lograba huir de ellos no dudaría en ir tras de ti y ellos iban a seguirme, no quería guiarlos a ti —soltó un suspiro—. De todas formas cuando te capturaron y te llevaron frente a mí, no me lo esperaba de ninguna manera y es de lo único que estoy arrepentido. Si hubiera podido predecirlo, no hubiera sucedido. Si tú no hubieras logrado transformarte en dragón quién sabe qué hubiera ocurrido, no me gusta pensar en ello, pero voy a pretender no torturarme a mí mismo pensando en cosas así, porque lo que importa es que estamos junto aquí y ahora.

—Pero, si tú te quedaste por decisión propia con ellos... —hizo una pausa—. ¿Por qué tenías tanto miedo? Lo sentí demasiado fuerte, casi como si temieras por tu propia vida, Katsuki.

dragon; kiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora