Cap 8

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. Eso que siempre quise decirle .

De: Priss

Capítulo VIII: Tontos juegos de amor.

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Él la miraba ir de un lado a otro, sonriente.

Parecía una chiquilla a la que llevaba a pasear y conocer un lugar como ese por vez primera.

Rukia se mostraba tan distinta, no importaba que comenzara a conocerla, siempre descubría una que otra nueva faceta suya. Así como ahora es espectador de cuán inocente puede ser esta mujer, hace un par de horas descubrió cuán atractiva era.

Habían acordado encontrarse en la entrada del parque, pero Ichigo no resistió la tentación de sorprenderla así que pasó por ella a su casa. ¿Quién hubiese dicho que el sorprendido sería él?.

Poco después de tocar el timbre, la puerta principal fue abierta para permitirle admirar a una bella joven con atuendo moderno; la chica vestía pantalones negros ajustados, un top del mismo color y encima llevaba una blusa de organza negra y transparente.

Kurosaki quedó sin habla ante una escena que jamás imaginó, ni aun en sueños.

Y ahora que la ve con esa sutil sonrisa, casi permanente, en su rostro, no se hace a la idea de que debe mezclar esas dos facetas de la joven.

~ Ichigo, quiero ir... ahí !!.

La voz de la pelinegra sacó al chico de sus pensamientos, quien dirigió la mirada al punto exacto que le indicaba una de las manos de su acompañante.

La risa nerviosa del muchacho no se hizo esperar; Kuchiki señalaba un tipo de montaña rusa bastante, ehhh... temible. Todo un laberinto de rieles que prometía unos momentos más que desesperantes.

~ Lo siento, yo no gusto de ese tipo de atracciones. Si quieres ve tu sola.

~ Por favor, será tan rápido que no sentirás nada... ¿sí?.

Esa especie de súplica combinada con los ojos esperanzados de la joven, sin mencionar la repentina cercanía entre esta última y él, pues bloquearon toda lógica que pudiese tener el muchacho; apresurándose a responder afirmativamente, cosa que fue muy bien recompensada cuando la suave y tibia mano de la joven estrechó la suya con delicadeza.

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El pelinaranja pisó tierra firme y poco faltó para que besara el pavimento.

Su estómago era demasiado sensible para estas cosas, en cambio Rukia parecía tan solo haberse mecido levemente sobre un columpio.

~ ¡Oh, vamos, Ichigo!... aún faltan un par de variaciones de montañas rusas, go-cars y también...

~ ¡No, para mí ya fue suficiente!.

~ Es una lástima.

Sentándose al lado de él, la chica sonó ligeramente decepcionada. Le dijo a Ichigo que en esos lugares le gustaba estar acompañada, no era igual si se iba solo. Y hace tanto tiempo que no visitaba un parque de atracciones mecánicas.

~ De acuerdo, de acuerdo... puedes seguir con la tortura.

La fugaz sonrisa de la ojivioleta fue más que suficiente para bajar la guardia; para cuando se dio cuenta, la chica lo llevaba de un lado a otro a paso firme, obligándolo a subirse a las inmensas atracciones del lugar.

Eso que siempre quise decirle. . .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora