5. La persona que me da Gypsophila (felicidad)

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Pasando a otro tema. Antes de que el verano termine, se le ocurrió la genial idea de que nadar en una piscina pública, me serviría como ejercicio. Amaba nadar pero no quería hacerlo, no viéndome como me veía. Mi cuerpo era demasiado delgado y comenzaban a notarse mis costillas. Mi peso estaba desnivelado y había perdido la poca masa corporal que poseía. Nunca llegué a ser un tipo que estuvo con el cuerpo igual al de Zac Efron, porque no podría ni hacer un simple ejercicio pero si estaba bien. Me sentía seguro con mi físico pero ahora mismo no me sentía asi.
Ambos estabamos en mi habitación ya cambiados. El llevaba una playera color azul oscuro, una bermuda color rojo con detalles azul claro. Mientras tanto yo llevaba una color azul oscuro con manchas, como si fuera militar, color morado y una camiseta color blanca.
Me comentó que debíamos buscar a otro doctor, por lo que salimos de ella y nos dirigimos a la planta baja. Cerca del sector de emergencias, se encontraban dos hombres. Un señor, que parecía de unos cincuenta años, su cabello era gris, casi blanco y tenia unos pequeños lentes. A su lado un hombre, que parecía un poco más grande que ellos pero no tanto como el anterior, este tenia el cabello moreno y liso, su piel tenía un color bronceado, su estatura era muy parecida a la de Dani, tal vez, un poco más alto que ella. Llegamos hasta donde ellos estaban.
-Buenos días, doctor- saludó el moreno-Buenos días, Daniel- extendió su mano para saludarme la cual tomé para dar un pequeño apretón
-Dani, él es Ronan, un paramédico- el mencionado sonrió. Se hizo una pausa y luego volvió a hablar- Hoy iremos a nadar con un compañero de confianza- señaló con la cabeza al señor que se encontraba a su lado- Él es el Doctor Warner y será el que te ayude en estos ejercicios. Yo estaré con ustedes pero él es quien te ayudará en esto- el hombre asintió- Tanto él- puso una mano en el hombro del señor- Como yo, seremos tus doctores a cargo de tu recuperación
-¿Y porque tú no puedes ayudarme?- pregunte confundido. No quería estar con un desconocido- Por cierto, hola señor Warner-saludé amablemente y él asintió en respuesta
-Buenos días, Joven Gómez- saludó de manera formal
-Si supiera nadar te ayudaría- se encogió de hombros- Irás con él. Me encontraré con ustedes allá ¿de acuerdo?- asentí poco convencido- No me tardo- guiñó su ojo y se retiró de la habitación
-¿Nos vamos?- preguntó y yo solo asentí pasando por su lado para dirigirme fuera del hostpital
Las clases de ejercicios con el Doctor Warner fueron bastante buenas a decir verdad, a diferencia de Teo, era un hombre que hablaba demasiado. Algo que no me molestaba porque me hizo sentir cómodo al instante.
Aunque cabe mencionar que antes de empezar me negué a meterme a la piscina ¿Sabes lo que hizo? ¡Me empujó! Dijo que sabia por Teo, que sabía nadar asi que no tuvo miedo al hacerlo. Para mala suerte suya, me encerré en el baño al poco tiempo. No quería ver como la gente me miraba. Como miraba mi abdomen plano y como empezaba a notarse mi esqueleto. Sentía sus miradas de lástima. No quería que nadie me viera asi.
Me metí en el pequeño cubículo del baño, apoyando mi frente en la puerta que anteriormente había trabado para que no se abriera. Escuché pasos después del sonido de la puerta abriéndose.
-Joven Gómez- Warner habló de forma pausada detrás de la puerta. Golpeó levemente- Salga porfavor
-No quiero- me negué rotundamente
-Escuche- habló otra vez- Comprendo su inseguridad pero concéntrese en pasarla bien no en las miradas de la gente- suspiró al no escuchar respuesta- No me conoce y comprendo que tampoco me haga mucho caso pero en un rato llegara el Doctor Álvarez- levanté mi cabeza de puerta prestando atención- Cuando lo haga lo voy a mandar a que hable con usted y estoy seguro de que lo hará sentir mejor- escuché otro sonido de la puerta y luego sentí mis ojos que comenzaban a picar. Quería llorar.
Warner intentó que saliera y luego cuando ya no escuché su voz comencé a llorar. No quería que la gente me tuviera lástima por como era mi aspecto. Por mi físico delgado y mi cara de no haber dormido bien durante días. Asi era como mi enfermedad me estaba afectando y no podía hacer nada para evitarlo pero aún asi, no quería ver dichas miradas.
Otra vez el sonido de la puerta abriéndose pero esta vez le reste importancia y seguí llorando en silencio. Pasos cada vez más cerca y me detuve al ver unos pies debajo de la puerta del cubículo. Golpearon en donde yo estaba
-Dani- era Teo
-Teo- sorbi mi nariz
-Sal, porfavor- me pidió con tranquilidad. Abrí la puerta con lentitud y la mirada puesta en el suelo.
Necesitaba que alguien estuviera para mi.
-¿Estas bien?- sonaba preocupado
-No- mis ojos volvieron a aguarse
No necesitaba lástima.
-Todo lo que haces es por lástima. La forma en la que me ves, es la misma forma con la que me ve me la gente que está ahí afuera- le solté cuando no escuché nada de su parte y me atreví a verlo
-Dani, mi trabajo es intentar que te sientas mejor- sonrió triste
-Tú, el señor Warner, todos me ven incapaz de todo- lo empujé despacio para que me dejara el paso libre y me acerqué al lavamanos. Me miré en el espejo y odié cada cosa que veía
-Eso no es así- se quedó callado unos segundos. Se acercó a mi- Eres capaz de muchas cosas- me animó- Dani, cada día luchas por vivir una vida normal, no cualquiera puede hacer eso- me miró a través del espejo con una sonrisa
Por eso Teo me caía bien. Él hacia su trabajo pero además de eso era gentil, me ayudaba a seguir luchando por una vida. Estaba para mi, me hacia confiar en mi mismo.
-¿Que te parece si Warner me enseña a nadar y tú haces los ejercicios?- sonreí pensando en que la razón por la que lo iba a intentar era para distraerme. Lo agradecí- Seguro te gustará hacerme ver el idiota- reí y él rió también
Cada día comprendía porque era tan amigo tuyo. Siempre te alegraba, hacia que te sintieras bien contigo mismo.
-Voy a reírme cuando el Doctor tenga que ir a salvarte- limpié mi rostro con mi mano y abrí la puerta del baño
Era agradable su compañía. Con él podías hablar de lo que quisieras y siempre te escucharía.
-Si necesitas hablar de algo en algún momento, dime- puso una mano en mi hombro antes de salir- Soy tú doctor pero aún asi puedo escucharte si lo necesitas- sonrió- No estas solo
Transformó un mal momento en uno super divertido. Hizo que no me enfocara en las miradas de la gente y pude hacer bien mi ejercicio.
También recuerdo que viniste de visita una semana antes de mi cumpleaños para poder pasarlo junto a mi.
Estaba sentado en el borde de la piscina junto a Teo, Warner se encontraba recostado en una reposera donde un árbol le daba algo de sombra, parecía estar dormido, mientras tanto Dani nadaba frente a nosotros y cada tanto se unía a nuestra conversación.
-Nunca pasé mi cumpleaños en otoño- dije pensando en ello, poniendo mis manos hacia atrás y poniendo todo mi peso sobre ellas
-Hay una primera vez para todo-Teo guiñó su ojo- Por cierto ¿cuando es?- preguntó curioso
-El siete de septiembre
-Espero re recordarlo- Sentí una mirada sobre nosotros y miré en dirección al agua, Dani nos miraba con solo sus ojos en la superficie, estaba seguro de que sonreía- Ni se te ocurra pensar en algo que no es, Dani- le advirtió mirándola. Rió bajo el agua
- Estas hablando conmigo, Teo. No puedo no shippearlos viendo esta situación
-Cállate, Dani- me estaba avergonzado de solo escucharlo pero él parecía bastante tranquilo
-A Dani le da vergüenza- sonrió
-Déjalo en paz, rubia- le dijo acercando su mano al agua para tirarle un poco, a lo que ella puso sus manos en su cara para taparse
-¿No te incómoda que lo haga?- le pregunte al verlo sin ningún rastro de vergüenza
-Podría decirse que me acostumbre- se encogió de hombros- Es capaz de shippearme hasta con la pared- negué sonriendo. Realmente no me sorprendía
Pasamos un bonito cumpleaños. Habíamos hecho algo tranquilo y sensillo en el parque cerca del hospital todos juntos para luego hacer una noche de películas en el departamento de Teo.
¿Recuerdas cuando mis padres y mi hermana viajaron, tres días después de mi cumpleaños, hasta donde yo estaba para saludarme y festejar de alguna forma?¿Y también recuerdas la cena que tuvimos con ellos y con los doctores? ¿La que mis padres no estuvieron de acuerdo en que Teo y Warner fueran porque no eran de "la familia"?.
Mis padres y hermana se habían quedado en mi departamento al llegar. Mis padres tomaron mi habitación, mientras que Lucia y yo dormíamos en la sala. Al salir de mi habitación vi que se encontraban demasiado producidos para una simple cena. Yo también me había arreglado de alguna forma pero no sentía que había exagerado como ellos. Mi madre estaba en la cocina preparando las últimas cosas para la cena.
-Aún no me dijiste quienes más vendrían- dijo revolviendo la ensalada
-Si te dije, mamá- rodé los ojos- Teo, el Doctor Warner y Dani- se detuvo y me miró confundida
-¿Por qué tienes que invitarlos a los doctores?- tomó la sal y le puso un poco a la ensalada
-Mamá ellos cuidaron de mi- insistí- Quiero que estén aquí- no me respondió
No entendía el porque era un problema el que ambos cenaran con nosotros pero no iba a darle el gusto de que ninguno se presentara en mi departamento.
Un día decidieron acompañarme al hospital.
Estabamos en mi habitación todos juntos. Mi padres se estaban informando de todo el progreso de mi enfermedad.
-¿Doctor Álvarez?-mi madre lo llamó de repente- Quiero hablar con usted- su mirada era seria. Mi padre estaba a mi lado mirándola con la misma cara extraña que yo
-Claro- asintió. Miró a Warner quien estaba a su lado- Warner encargate de su comida- me señaló con su pulgar
-Tranquilo, Timoteo- se dirigió hasta la puerta, tomando el picaporte-Yo me encargo- salió de la habitación
Seguidos salieron mi madre con Teo, quien la guió hasta su despacho o eso intuía. No esperaba nada bueno y al ver a mi padre, sabía que él tampoco.
Y mi madre le pidió a Teo hablar sin que yo esté presente. Le reclamó por como estaba yo, sin importarle la información que él le daba sobre que era normal el que haya bajado de peso. Exigía un cambio de médico. Yo no quería eso.
Mi madre entró a mi habitación dando un portazo que me hizo saltar y casi tirar mi comida.
-Daniel- sonaba molesta- Este hombre no está haciendo bien su trabajo
-Eso tú no lo sabes- lo defendí- No es su culpa que esté enfermo- miré el suelo- Hace lo que puede
Lo exigieron pero al ser mayor no pudieron elegir lo que consideraban mejor. Se fueron después de unos días.
Tú siempre venías en la tarde a verme y siempre nos acompañabas a las caminatas.
Al acercarse la tarde, era consciente de que llegaba el momento de mi caminata y fuí acompañado por Dani quien parecía emocionada por hacerlo. Cuando me cansé, me senté en la banca a descansar. Suspiré
-Debes estar tranquilo, Dani- me abrazó por detrás, enrollado sus brazos en mi cuello- Enojarte no te beneficia en nada-acarició mi cabello- No saben lo que realmente te hace bien
Esa vez no pude dormir. Warner se quedó conmigo en vez de Teo y estaba tan acostumbrado a su presencia que me fue imposible dormir.
Los días que siguieron venía muy de vez en cuando a verme y cuando lo hacia parecía distraído. Adelgace más y dormía menos. Me sentía solo otra vez. Warner no era una persona que odiaba pero simplemente Teo me transmitía cosas que el doctor no hacia.
Estabamos en mi departamento Dani y yo, me encontraba en la sala mirando una película mientras ella cocinaba algo.
-Que chinguen su madre, Teo- escuché a Dani hablar por teléfono. Baje un poco el volúmen para escuchar- No saben nada, no saben todo lo que has hecho por él
Se turnaban entre tú y Warner para cuidarme en la noche. Contigo a veces dormía pero es que me había acostumbrado a las charlas de Teo sobre sus libros que ya había leído o leía en su momento o mismo sobre los que quería en un futuro.
Me desperté poco a poco una mañana, intenté acostumbrarme a la claridad de la habitación. Bostece y me incorporé para esperar mi desayuno. Para mi sorpresa, Teo se adentró en la habitación con una bandeja en sus manos. Lo seguí con la mirada.
-No tiene porque importarte lo que mis padres dijeron- solté cuando vi que estaba por salir- Estas haciendo bien tú trabajo- pude ver como sonreía. Se retiró
Después de eso se lo veía más animado. Los días siguientes volvió todo a la normalidad.

Se metió en la habitación y se sentó a su lado, contemplando su rostro.
Tomó su mano fría que con los días se tornaba de un color más opaco. Acaricio su cabello que ahora ya no tenía brillo.
-Daría lo que fuera por verte sonreír una vez más- sonrió con nostalgia al imaginárselo sonreír otra vez

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2020 ⏰

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