.-스물-.

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Son las dos de la mañana y me levanto alterada gracias al sonido que se propaga de la planta baja. Me levanto como puedo sin saber cómo, tomo de mi cabeza con pesadez, porqué, joder, me duele tanto.

Salgo de la cama poniendo mis zapatillas de tela, aún tengo la ropa de la maldita pasada que me dí. Suspiro y camino para salir de mi habitación, tengo que sostenerme de algo sino, voy a caer. Enciendo la luz que con mi palma a luchas y encuentro, cuando el foco se enciende, mi mirada se enfoca en la salida, me lástima la luz.

Cuando salgo a los pasillos, no pienso dos veces las cosas, bajo los escalones y cuando lo veo, el aire que no sabía que tenía guardado en los pulmones, sale.

Ahí está él, sin camisa, con su espalda frente a mí. Aún no ha notado mi presencia, estoy tan lejos que no puede verme si llega a girarse, está preparando algo que no logro ver. Esta descalzo y tiene el mismo Jens de hace unas horas, su cabello está desordenado, sus caireles caen por su frente aunque no pueda verlo, lo imagino.

¿Debería bajar? ¿Debería regresar? De repente a mí mente vienen las palabras de mi buen amigo, y sin querer o planearlo la tristeza me invade, ¿por qué se fue? Es mejor que vuelva, no vaya a cometer una estupidez.

—Hey.

Maldita sea.

—Hey—habla de nuevo, sigo en la misma posición, alzó los ojos para verle, y sí. Esta de pie con una espátula, se ve tan ardiente que puedo...—. ¿Estás bien?—no, no lo estoy—. ¿Cómo te fue ayer?

Y sin saber cómo salen las palabras de mi boca, le reprocho demandante.

—Mejor dicho, ¿cómo te fue a ti ayer?

Él sonríe, se gira en su lugar para seguir con lo suyo, me ignoró, genial. ¿Por qué de repente siento que lo está haciendo al propósito para evadir el tema?

—Uy, muy demandante, Hara.— comenta. Es mejor que vuelva a la cama—. Pásame la pimienta.

¿Qué? Estoy a más de un metro lejos de él y quiere que le pase la pimienta, es un estúpido. No voy a...

—Hara, pásame la pimien...

Con valor y desganada le respondo:

—Pásatelo tú.

Y entonces, es aquí donde todo se va al carajo. Él tira la espátula de la comida y corre hacia a mí, dejándome idiota. Abro los ojos como platos, me alisto para correr y lo hago. Corro lo más rápido que puedo para llegar a mi habitación.

Me siento como un ataque de zombies, aunque no lo haya. Mierda, siento la adrenalina correr por mi cuerpo, parece que todo pasa en cámara lenta.

Y sí, así pasa. Mi cuerpo se estampa contra el colchón, ahora veo al techo y encima de mi cuerpo está JungKook.

¿Cómo carajos?

Toma de mis muñecas fuertemente al punto de lastimarme. Si cuerpo roza con el mío, sin toques del otro mundo, no ahora. Trato de hacer fuerzas para quitarlo de encima, pero no logro nada.

—¿Qué putas me dijiste?—juro que lo acaba de escupir tan sensualmente, tan cerca de mi rostro, puedo sentir su respiración en mis mejillas.

¿Desde cuándo tanto poder? Es algo absurdo que tenga que abusar de mi poder. Trato de pensar bien las cosas, me está retando y ahora me tiene bajo su poder. ¿Qué debo de decir? Decirle lo que se merece y afrontar las consecuencias, o solo seguirle la corriente.

—Que tienes todo el cuerpo completo para poder acercar tus cosas. No me estés jodiendo.

Bien, estoy muerta.

Sus ojos parecen querer comerme completa por lo que acabo de escupir.

—Hara...soy tu esposo o tú futuro esposo, como quieras verle, pero debes de obedecer cuando se te diga, si quiero algo vienes a dármelo, si quiero follar, vamos a follar, si tengo hambre irás a hacerme algo para comer. Cualquier cosa que necesite tu me la darás, ¿estamos?

¿Qué? ¿Acabo de escuchar bien los que dijo? Esta de joda.

—Estás muy mal si crees que voy a...

—¿Y que crees? —frunzo el ceño, observa mi cuerpo completo como un maldito idiota—. Justo ahora quiero follarte hasta que grites mi nombre, Hara.

Joder.

Matrimonio Fingido; jjk ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora