Matrimonio Fingido; jjk ✓

19-[Creo que caí]

—Tengo que reconocer varias cosas, y una de ellas es que  mis emociones se ponen de punta cuando le veo, su sonrisa, su mirada coqueta, su cuerpo escultural son el gancho que... el punto es, esto de verdad me está costando. Siendo ingenua, acepto lo que él me dice cuando quiere, y en ocasiones le mando al carajo todas su reglas, ¿es justo? No lo sé, pero me abstengo a verle el rostro por las mañanas, por qué joder, está buenísimo que quiero lamerle todo el patriarcad...

—Para, para, para—se queda de piedra y es más que válido que esté así, mis palabras de un viejo camionero salen sin parar de mi boca—. ¿Qué estás diciendo? —se detiene para acercarse a mí con detenida atención, las telas de mis sábanas se escuchan y la noche parece querer darme una buena bofetada—, escucha bien lo que me estás diciendo, dices que está buenísimo...pero cuando estás en tus casillas lo mandas a volar y no sabes porque vive contigo en la misma casa sin tu supervisión—pregunta con sarcasmo e ironía—. Hara, no te entiendo.

Ni yo tampoco.

—Esta muy bien en plan este de fingir un matrimonio, pero y si las cosas no pasan como se deben—pienso en lo que voy a decir, y aunque me muerdo la lengua logro escupirlo—. Quiero follarlo.

Mierda.

Jimin queda de boca abierta, y quieto ante mi presencia. ¿No estuvo bien lo que acabe de decir, verdad? El silencio se diluye como agua en un vaso, como el mar en las orillas. Tengo miedo de perder la calma en el transcurso de su silencio. Tiene que decir algo antes de que me vuelva loca.

—¿JiMin?—hablo.

Él por fin me observa, se lame los labios y sacude su cabeza con confusión.

—Entiendo...—toma su tiempo—. Tienes que pensar bien las cosas, algo puede salir mal y...

—No, no quise decir eso, yo solo pensé...—él me calla. Y sonríe a medias, ¿qué le pasa?

—Tranquila, estás en tu derecho, digo, JungKook es muy atractivo. Pero...—se acerca a mí y toma de mi mejilla delicadamente dándose el tiempo de conocerla. Esto es raro—. Por favor, no cometas el error. Yo solo quiero que estés bien y salgas de está enorme deuda.

¿Bien? Yo también quiero salir de esta deuda, y aseguro que estos pensamientos son de pura locura y hormonas alteradas.

Necesito salir de este embrollo. Necesito estar bien, no soy su juguete, se suponía que él sería el mío. Se suponía que yo daría las órdenes en todo esto, pero al parecer él tomó las riendas del camino. Él decidió ir a mí hogar a vivir bajo ningún permiso, ¿estaba loco? Tal vez sí, pero era yo más estúpida por dejarle hacer lo que el quisiera.

Me alejo de él sintiendo del momento el más incómodo.

—Eh, bueno, no haré nada que no sepa. Estoy segura de lo que debo de hacer, y como protegerme— me alejo de él llevándome las sábanas en mi cuerpo, le dejo un lugar para que se acueste conmigo y así la noche no la pasé sola—. Ven, acues...

Pero no. Él se pone de pie, toma su chaqueta azul para ponérsela y así me deja de boca abierta, ¿dije algo malo?

¿Por qué se va? ¿Pasa algo?

—No puedo quedarme, Hara. Mañana tengo un examen que aprobar—se acerca a mí para darme un beso en la coronilla, muy tierno como siempre. Sé que se quiere quedar, ¿pero porque no lo hace? —. Descansa, llámeme en la mañana, te dolerá la cabeza. Nos vemos.

Y así sale de mi habitación, escucho sus pasos por la casa. Puerta abierta y adiós, sale de mi casa. Vaya, creí que está soledad no iba a hacer tan duradera. Aunque suene muy estúpido, siempre estaba aquí mi mejor amigo haciendo compañía a mi soledad.

Soy una estúpida. ¿Dije algo que fuese hiriente ante su presencia? Pienso una y mil veces que fue lo que hice mal para quedar sola en este momento, doy vueltas en la cama, martirizando mi cabeza y cuerpo.

Quiero seguir con mi tortura pero el móvil que no sabía que estaba mi lado comienza a sonar. No quiero saber quién es, o que es lo quiere.

Así que lo ignoro.

Lo ignoro como una estúpida.