take my hand, take my whole life too

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[Alerta: Escenas posiblemente subidas de tono]


Muichiro, ya va un mes desde que no veo tus preciosos ojos abiertos; esos preciosos e hipnotizantes ojos que sólo me veían a mí, esos ojitos que me recordaban tanto las mareas de un mar tempestuoso como la quietud de una laguna con un silencio ensordecedor. Justamente así eras tú.

Explícame, ¿cómo podré comer si ya no es contigo? Ni siquiera tengo hambre, ni apetito, ni nada. Empeora cuando la hora de cenar llega porque es como si nunca pudiera cenar. Era el momento más hermoso a tu lado de las 24 horas del día, cuando esperaba por ti y cenábamos juntos y ahora es como si mi cuerpo se negara a comer específicamente a esa hora si no es a tu lado. No importa cuanto llore, cuanto brame por tu ausencia, ni en mis sueños puedo hacer que te quedes a mi lado para siempre. Siempre despierto con los ojos rojos e hinchados, siempre despierto sin tu calor.

¿Sabes una cosa? Está bien, incluso en mi estado actual he tenido que alimentarme porque si no lo hago casi puedo ver tu puchero y tu ceño fruncido, regañándome por no mantenerme saludable. Sigo adelante porque sé que quieres que siga adelante, pero cada día es peor. Sólo quiero dormir y soñar que nuestras manos están unidas nuevamente, quiero ver tu enorme sonrisa, esa que solo me dedicabas a mi. Cuando sueño contigo lo único que quiero es no despertar porque te conozco tan bien que ni un detalle de tu hermoso rostro me pierdo, es como si fuera real, se siente tan real.

Pero no lo es, y cuando me despierto es como si un demonio en llamas se posara en mi pecho y tratara de desgarrarlo. Lo asimilo y trato de seguir adelante pero hay una cosa que nunca va a cambiar: Me hacen tanta falta tus manitas en mi pecho.

Aunque este dolor es el más terrible que he tenido en toda mi vida, no me negaría a pasarlo un millón de veces más con tal de poder sentirte un millón de veces más, a mi lado.


Alguien nos perseguía y aunque corríamos lo más disimulado que podíamos la gente en el centro comercial igual nos veía como un par de locos. Muichiro reía mucho, parecía feliz de que una posible mafia nos estuviera siguiendo y yo por mi parte, a pesar de todo, era feliz de poder ver a ese chico reír.

–¡Espera! creo... creo que los perdimos...–Se apoyó en mi hombro en cuanto me detuve a su lado. En ningún momento nuestras manos se soltaron, desde que Muichiro me dijo que corriera de esos tipos hasta ahorita nuestros dedos seguían entrelazados. Por mucho que nos dimos tirones y nos distanciábamos, nuestras manos no se soltaron.–Qué problemático es tener un gemelo problemático.

–Sí, bien... ¿ahora puedes decirme de quién corríamos? –Me senté en el suelo de aquel callejón; a pesar de que ambos respirábamos agitadamente yo era el único que sonreía mientras trataba de tomar todo el aire posible. Muichiro veía la pared con pintura desgastada ensimismado, tomando respiraciones calmadas pero llenas de oxígeno.

–Amigos de mi hermano.– Murmuró y desvió la mirada, enfocándola en mí. Tomó una enorme cantidad de aire y al dejarlo salir me sonrió dulcemente. Yo sentí mi rostro caliente así que le respondí la sonrisa.– No es nada importante, eso quedó atrás. Sólo no hay que volver a encontrárnoslos ya que como podrás suponer, soy fácil de confundir con él.

–Mmm... bueno... –Miré hacia mis manos, que ahora estaban apoyadas en mis rodillas. Siendo consciente de que mi voz sonó un poco apagada traté de animar a Muichiro para que no pensase que estaba decaído por la situación.– Te prometo que el próximo mes haremos algo mejor, y sin contratiempos.

無限 | MuiTanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora