Capítulo 11

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¡Buenos días a todos! Son las diez de la mañana y estoy saliendo del baño tras una reconfortante ducha, me levante dos horas tarde por lo que pasó en la madrugada con el rey.

—hoy es mi segundo día como suplente, hoy será positivo yo lo sé.

Me decía a mi misma para no invocar las cosas mala, así que busqué mi uniforme y me lo puse en ese momento vi que estaba sucio se me había olvidado completamente que ayer después de haber hablado con él, llevé las tazas de café y té a la cocina para lavarlos pero una de ellas se cayó encima de mí.

—No creo que pase nada malo si lleve ropa formal el día de hoy.

Así que me quité nuevamente el uniforme y me puse algo formal pero bonito, estaba conformado por medias negras, falda roja, blusa blanca con un listón negro, un suéter ligero igual negro, de zapato unos botines con tacón pequeño y de ultimo el peinado fue una cola de caballo; Estando ya lista guardé el uniforme en una bolsa y llevarlo después a la tintorería, tomé mis cosas de trabajo junto con  el manual de manejo para leerlo después y salí para dirigirme a la oficina del rey donde estaría temporalmente trabando en ordenar los contratos y otros archivos, mi desayuno solo era una manzana y café que había tomado rápidamente en la cocina; mientras caminaba me topé al monarca saliendo unos de los elevadores no parecía que había dormido bien.

—¿Se puede saber dónde está su uniforme?. —Preguntó viéndome de pie a cabeza.

—En la tintorería majestad, pero solo será esta vez que utilice ropa formal.

Tuve que mentir un poquito sobre que mi uniforme ya estaba en la tintorería sabiendo que está en mi habitación en una bolsa si no imagínate el tremendo regaño que me daría, pero bueno él solo  me miró fijamente y luego suspiró mirando su camino.

—Eso espero, no voy a permitir que estés a la ligera sin el uniforme.

—No volverá a pasar.

—Recuerda que hoy es tu veredicto final.

—Lo sé majestad, ¿A que hora lo veo en la ciudadela?.

—Tres de la mañana, esta vez se puntual y no quiero que salgas que te quedaste encerrada en unos de los elevadores.

—Pueda que suceda majestad.

—Haya tú si te quedas atrapada, por que esta vez si te despido.

—Si me despide no tendría a otra como yo que lo tenga atento de todo lo que pasa y que se preocupe de su salud majestad —Dije enseñándole sus medicamentos mientras lo sacudía ligeramente como si fuera sonaja.

 Noctis parecía que yo estaba en lo correcto pero simplemente no quería reconocerlo así que solo rezongó arrebatándome el medicamento y se fuera de ahí.

—¡Que tenga una bonita mañana majestad y sueñe con los angelitos otra vez! —Le grité buenamente mientras me aguantaba la risa cuando me volteó a verme e ignorarme nuevamente —Ya le estoy agarrando cariño a ese señor gruñón.

Pocos días que llevo aquí y ya siento una gran amistad  fantasiosa con él, ya no lo odio ni lo detesto aunque tal vez él si me odie por hacerle la vida imposible pero como se lo he dicho, soy su asistente y mi deber es verlo bien así que ni modo se tiene que acostumbrar a mi modo de ser, así será la única manera para que pueda volver a reír por lo menos.

—Mi misión se está poniendo en modo pasivo, esperemos que más adelante no suba a modo Hardcore ultra Dark sours por qué  no que voy hacer, muchos dependen de mí.

Sin más preámbulo seguí mi camino hasta la oficina, cuando llegué empecé sin descansar a organizar los contratos y revisando cada uno su fecha de renovación para mandarles luego un aviso para que estén atentos.

¡SÍ MAJESTAD! | Final Fantasy xv.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora