Giselle, todavia no lo creo

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¡Dakota!- oí los gritos de mi tía, abrió la puerta de mi habitación y se sentó a mi lado- sé que esto es muy difícil y creeme que te entiendo, ya he pasado por esto- se le iba quebrando la voz poco a poco- pero debes bañarte, vestirte e ir a fuera. No puedes pasar todo el día aquí.

-Está bien.

Ya lista, fui afuera con mi tía y había mucha gente en la sala. Tíos, primos, vecinos y personas que no había visto jamás en la vida hablaban entre sí. Cuando entré todos se me quedaron viendo.

Genial, justo lo que necesitaba - pensé.

Mi tía me condujo al centro de la sala, dónde había un gran ataúd con vidrio, para que se pudiera ver el cuerpo de Giselle.

Me quedé observándola, era como si estuviera dormida, esperando a que la despertaran para desayunar el conflake de chocolate que tanto le gusta, perdón, gustaba.

También reparé en sus pecas, pero no eran cinco o seis pecas en cada mejilla. Eran cientos de ellas, por sus brazos, cara, y piernas.

Recuerdo que cuando iban pasando los meses desde que nació, las pecas empezaron a aparecer en su piel. Como eran muchas mi mamá la llevó al doctor. Este le dijo que la debía que llevar a un dermatólogo. Y eso hizo.

El dermatólogo le dijo que Giselle tenía una rara enfermedad llamada "Xerodermia Pigmentosa" o como yo le llamaba: alergia al sol. Porque el sol le hacía daño, entre más se asoleaba más pecas le salían y pocos, pero peligrosos, lunares le crecían y podían llegar a ser cancerígenos. Y por lo tanto, se tenía que operar.

Yo sólo oía a mi madre llorar en su cuarto junto a mi padre que la consolaba.

Pero a pesar de todo Giselle era una niña normal y muy graciosa.

Ya se me estaban saliendo las lagrimas cuando mi primo Andy se tropezó conmigo.

-Lo siento - dijo nada arrepentido.

Lo ignoré. Siempre me ha caído mal.

En eso, llegaron mis amigas. Al fin algo bueno. Todas me abrazaron y fuimos a mi habitación

Bueno, distraiganme, ¿Qué tal Frand Tsua?- les dije.

Mmm picarona - me respondió Kate.

- Solo quiero saber como está, ¿Qué tiene eso de malo?

Nada - dijeron en tono sarcástico Michelle e Isabella.

Justo en ese momento la puerta se abrió, era mi tía de nuevo.

- Dakota, alguien vino a verte - entonces, entró mi vecino, Jerom, al que no veía hace 4 años.

Y solo me viene a ver cuando le pasa esto a Giselle - pensé.

Hola Dakota - dijo con nerviosismo Jerom.

Y mis amigas me miraron otra vez con sus caras de pervertidas.

ColapsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora