Sorpresa, sorpresa

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Giselle está viva. ¿Habría oído bien o estoy en otro de mis sueños largos y raros de los que dificilmente puedo despertar?

- ¿Qué? -Es lo único que puedo decir. Tal vez todo esto sea una especie de broma cruel. Siento náuseas.

- Giselle está viva. -me repitió mi madre- Sé qué es díficil de entender. Teníamos a un amigo nuestro infiltrado en la mansión de Stronglewit, en Arsonville. El dueño, Octavian Stronglewit, fue el hombre que mató a tu abuelo. Se dió cuenta de que tenía un infiltrado y quería vengarse, así que secuestró a Giselle.

- ¿Quién era la que estaba en el ataúd?

- No sé Dakota. - respondió- Octavian tomó a una niña de 7 años, la hizo parecerse a Giselle con múltiples operaciones y la intercambió en su escuesla. Le dió veneno y murió. Los forenses decían que el adn no concordaba con el de nosotros.

- ¿Y por qué no la han ido a buscar?

-No es tan fácil. Tendríamos que adentrarnos en su mansión. Además, nos faltaba esto -tomó el "mapa del tesoro"- Cualquiera que te haya dado esto ya fue castigado. Si no te habías dado cuenta, tiene el plano de una casa. Es la mansión Stronglewit. Ahora, iremos y la rescataremos y... -hizo una pausa- mataremos a Octavian. O él matará a Giselle. Octavian nos mandó una nota de que fueramos a buscarla pero es una trampa. Octavian no sabe la razón del infiltrado. Ahora podemos ir. Ella está bien, lo prometo. Él nos quiere a nosotros.

Salí corriendo por dónde llegué hasta mi habitación asignada. En el baño, vomité y vomité. Estoy muy mareada. Me siento en la cama y veo a Frand Tsua en el umbral de la puerta.

- Dakota, ¿estás bien? -se acerca a mí preocupado y se sienta a mi lado.

- No. Giselle está viva. No sabes cuán feliz estoy y luego mi mamá me dice que el cerdo de Octavian la matará si no lo matamos antes. Iré.

- Tus padres nos contaron todo mirntras estabas dormida. Te ayudaré en lo que sea que hagas y estoy dispuesto a ir con tus padres. -se le veía decidido.

- Gracias. -lo abracé. Ésta vez no me desmayaría ni lloraría. Seré fuerte, por Giselle. - ¿Dónde están los demás?

Frand Tsua me guió por los pasillos hasta llegar a una gran puerta. La abrí y están todos cenando: Derek, Jerom, Nicolai, y mis padres.

Me senté junto a Frand Tsua y empecé a comer. Tengo tanta hambre y al ver la ensalada de papas con arroz de guandú y pollo guisado se me hace agua la boca. La típica comida familiar.

Al vernos juntos, Nicolai me lanzó una mirada pícara. Ay no.

- Así que -empezó Nicolai- él es tu novio.

Mi papá se atragantó con el jugo y Nicolai se empezó a reír a carcajadas.

- ¿Novio? -empezó papá. Ésta será una cena larga.

- Sí, señor. Y no se preocupe. Mis intenciones son bue... -mi papá lo interrumpió.

- Sí, buenas intenciones -se burló papá. Mi mamá lo calmó.

- Señor, vi un retrato en la sala de los Yankees. ¿Le gusta el béisbol?

Y así empezaron una larga conversación sobre béisbol.

- Señor, ¿vió el juego... - papá lo interrumpió de nuevo.

- Oh, dime Joseph.

Mientras papá no nos miraba, Frand Tsua me guiñó el ojo y rió. Yo me reí también.

Jerom, estaba hablando animadamente con Derek y Nicolai. Ésto podría ser así todos los días. Lo único que faltaba era Giselle.

- Nicolai, es hora de dormir. - Nicolai protestó pero mi mamá lo convenció de que se fuera a su habitación y jugara PS3. Y al instante se fue corriendo. - Bien. Como ya les dije, tenemos que rescatar a Giselle. Sólo iremos Joseph y yo.

- ¡No!  -protesté- Octavian los quiere muertos. Si van ustedes dos los matará y también a Giselle y luego vendrá por nosotros.

Mamá habló un poco con papá.

- Bien. -nos miró a todos expectante- ¿Quién nos acompaña?











      

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