HARÉ QUE ME RECONOZCAN

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T/n

Caminaba a lo largo del salón, muchos murmullos se escuchaban cuando vieron mi presencia. "¿Quién es ella?, "¿Qué hace tomada del brazo de nuestro príncipe?", muchos de estos comentarios. Iba nerviosa, pero el tener al príncipe acompañándome me daba valentía y tenía la mirada en alto. 

La comida fue tranquila, comía a lado de los miembros de la corte. Aunque tuve varias miradas penetrates de varias mujeres sobre mi, haciendo que no disfrutara del todo mi comida. Quede hipnotizada con las bailarinas, jamás había visto tal baile y se movían como si estuvieran flotando. El entretenimiento fue hermoso, incluso un bailarín se acercó a mi mesa regalandome un rosa, a lo que solo pude sonreír.

Sonaron los tambores, y todos los bailarines tuvieron que retirarse. Y yo solo los seguía con la mirada esperando ver más de sus bailes.

-Eso fue encantador. Sin embargo creo que la mayoría se está preguntando ¿porque hice que vinieran y se reunieron todos?- parecían muy atentos a las palabras que decía el faraón. En ese momento volteo su mirada hacia mí, y alzo su brazo diciéndome con su rostro gentil 'ven querida'.

Me levanté de mi asiento, caminando hacia el faraón y tomando suavemente su mano.

-Quiero presentarles a todos... a la suma sacerdotisa de los dioses egipcios...- el salón entero parecía haber entrado en una especie de trance, en sus rostros podía leer como trataban de procesar la noticia que les había dado el faraón.

-Su majestad...- un hombre de mediana edad, alto, con un cuerpo tosco y con varias cicatrices en su cuerpo, se levantó de su asiento dando una reverencia y dando un saludo poniendo uno de sus puños sobre su pecho.

-General Sefu... me alegra su presencia en este día- el príncipe parecía feliz de verlo. Así que solo di una de mis mejores sonrisas. Era extraño, aunque sonreía comenzaba a sentirme nuevamente nerviosa.

-Doy gracias al gran faraón de Egipto y a su alteza el príncipe el haberme invitado para tal noticia... pero, si mi memoria no me falla esa joven chica que toma la mano de su majestad fue la misma sirvienta que atentó contra la vida de nuestro príncipe...- fue como un vuelco en mi corazón, lo que menos deseaba este día se cumplió.

-Si... así es- hable cuando todos en la sala comenzaban a hablar entre ellos. -Soy aquella sirvienta, pero he sido juzgada, pero no sólo por los artículos milenarios que posee la corte del faraón sino también por los mismos dioses egipcios... y en ambos se encontró mi inocencia- hable fuertemente para que me oyeran en cada rincón del salón.

-¿si ellos te juzgaron y encontraron tu inocencia, entonces no creo que temas a ser juzgada por este viejo general?- se paró tomando su espada entre sus manos.

-¡General! ¿Qué cree que hace alzando su espada hacia una suma sacerdotisa?- el príncipe se paró abruptamente, poniendo un brazo frente a mí, en modo de protección. Mientras tomaba con su otra mano el mango de su propia espada, que parecía que en cualquier momento lo iba a desenvainar.

-Yo creo que es una buena idea- alguien de la corte habló sorprendiendo al faraón y al príncipe, ya que le siguieron otros miembros más y parte de los altos mandos con la idea.

-Si me permite usted mi faraón, me gustaría juzgar a esta sacerdotisa con mi propio juicio. Para asegurarme que no es alguna clase de impostora que pueda atentar contra la vida que he jurado proteger con mi cuerpo y alma...- aunque parecía rudo, ese hombre tenía una mirada de justicia. 

Cuando el príncipe lo oyó, estuvo por desenvainar su espada, pero no lo hizo. Ya que había tomado su brazo que me protegía suavemente y lo bajaba. El me miraba dudosamente, sin entender solo me veía a los ojos preocupado, tal vez ya sabe lo que estoy dispuesta a aceptar.

Viaje al Antiguo Egipto [Atem x Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora