SOSPECHAS

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T/n

Había pasado apenas una semana desde que partimos del templo de Isis.

Me encuentro a unos cuantos minutos para llegar a otra de las grandes ciudades de Egipto como parte de mi gira como suma sacerdotisa.

Sin embargo algo ha cambiado. Cuando partí del templo en la capital fui escoltada por unos cuantos sacerdotes y sacerdotisas de grado mayor, después de lo sucedido di la orden que a cualquiera de los sacerdotes que hayan sido lastimados deberían volver a la capital para recuperarse, además de que se les daría a los sacerdotes del templo de Isis alojamiento en diferentes ubicaciones estables para poder recuperarse. Claro, muchos se pusieron en contra de mi orden sobre no llevar conmigo a ningún sacerdote pero, como mi estatus es superior tuvieron que acatar mis instrucciones.

Ahora que no tenía a ninguno de mis subordinados escoltandome o vigilando cada movimiento que hacía pensé que no tendría que mostrarme tan rígida.

Gran error. Debido a eso, ahora mi compañía disminuyó en número... Pero aumentó en importancia.

El futuro sacerdote y miembro de la orden del faraón: Seth, uno de los más reconocidos magos de nombre Mahad y finalmente al príncipe heredero de todo Egipto, son los que ahora se encuentran a mi lado en la entrada de dicha ciudad. Junto con dos pequeñas tropas, siendo estas puestas como parte de la condición que dio el general Sefu al príncipe para dejarlo continuar conmigo en la gira.

Después de identificarnos, inmediatamente nos abrieron las grandes puertas que daban a dicha ciudad. Todo parecía haber sido preparado con días de antelación.

-¡Se encuentra la suma sacerdotisa de Egipto entrando a la ciudad!- uno de los guardias de la ciudad dio el aviso, siendo continuado por muchos otros, como de una cadena de mensajería humana por toda la ciudad.

-¡A llegado!¡La suma sacerdotisa de encuentra en la ciudad!- se escuchaba gritar de todos lados. Al parecer la presencia de la suma sacerdotisa es tan importante para todo el mundo que había grandes decoraciones por todas partes y los ciudadanos nos hacían espacio para que pudiéramos darnos paso. Como si de una caravana se tratará.

-Ha pesar que dimos a conocer tu existencia como suma sacerdotisa, no pensé que tuvieras muchos seguidores- mencionó Mahad mientras las miradas de muchas personas se mostraban puestos en nosotros.

-¡Entrando: el joven mago Mahad, el joven sacerdote Seth y su alteza el príncipe heredero!- se escuchó repentinamente de parte de los gritos de los guardias.

Y de un momento a otro, los fuertes gritos que hasta hace unos momentos se escuchaban y resonaban por todas partes, ahora habían cesado y cambiado por susurros un poco audibles.

-¿Ahora que es lo que les sucede a todos?- preguntando Seth con un poco de fastidio en su voz. Se notaba que no era bueno con las multitudes.

-Creo que aún no te has dado cuenta...- le respondía mientras tenía la mirada agachada y tapando mi rostro lo más que podía con el gorro de mi capa.

¿A qué se debía mi acción?


Eso es simple. Cuando estábamos por salir del templo y continuar con la ruta de la gira, el príncipe se negó  rotundamente a que me dieran mi propio caballo con el argumento de estar demasiado débil como para montar yo sola uno. Así fue como comenzamos una pequeña discusión sobre el asunto.

Hasta que en un movimiento rápido y delicado me tomó de la cintura levantándome y sentándome sobre la montura de un caballo, lo cual me sorprendió bastante.

Sonrió cálidamente diciendo: "es mejor si montas conmigo en Zafiro".

Desde aquel día al príncipe comenzó a mostrarse mucho más cálido y gentil de lo que ya era hacia mi. Incluso esa pequeña acción fue más que suficiente para que mi corazón latiera muy rápido. Por lo que tuve que tranquilizarme en todo el viaje, la cercanía que tenía con el príncipe era demasiado para mi pobre corazón.


Viaje al Antiguo Egipto [Atem x Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora