capitulo 1. Presentación

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—¡Mamá! —trataba de convencerla  —te prometo que cuando acabe este proyecto iré a verte —dije con algo de culpa y después de despedirme colgué.

Nunca me he considerado una mala hija, siempre trato de marcarle a mi madre o ir de visita, pero con la universidad y el servicio parcial se me hacía casi imposible, considerando que la distancia también implicaba, estaba a nada menos que a 5 horas de camino por carretera si es que no había tráfico.

—¿Era tu mamá? —me pregunto Jessica.

—Si, deseaba que fuera hoy a visitarla —comente sin muchas ganas.

—Deberías ir a verla

Si Jessica no fuera mi mejor amiga, seguramente le hubiera contestado de mala manera.
Así que solo me limité en poner los ojos en blanco.

—Será mejor que terminemos de clasificar estas piezas —no quería seguir hablando del tema.

En nuestro colegio, en cada inicio de curso te piden que te inscribas a un taller o a una institución del gobierno donde puedas empezar a desempeñar tu carrera, no es obligatorio, pero te ayuda a recolectar buenas referencias, créditos y experiencias para un empleo.

Jessica y yo cursamos la licenciatura en historia, es por eso que decidimos hacer nuestro servicio en el museo nacional de historia de Londres.
Tuvimos suerte al ser aceptadas, la mayoría de nuestros compañeros se postularon a este mismo museo y no entraron.

Esa misma mañana en el museo habían llegando un par de artículos que por la forma, material y color, pertenecían al siglo XVIII.

Nosotras siendo estudiantes, no nos asignan tareas difíciles, así que solo consiste en limpiar dichos artículos.

—Al parecer son piezas que pertenecieron a alguien que tenía un alto estatus social —comento Jessica observando el pequeño cofre que había llegado —podrían ser de la realeza —

Entre las piezas nuevas se encontraba un cofre, un diario y varias baratijas, como broches de cabello y ese tipo de cosas.

—No creo —deduje —las piezas de la realeza siempre tienen un escudo o el sello distintivo que tanto las caracteriza

El tiempo transcurría, había mucho por hacer, limpieza, bitácoras y más...

—Annia, será mejor que desayunemos algo, llegamos a las cinco de la mañana y ya son las diez —se quejaba.

Aunque me hubiera gustado seguir observando semejantes piezas, no podía negar que ya tenía hambre.

—Solo limpia el cofre y en cuanto termines nos vamos, yo haré lo mismo con el libro.

Jessica asintió con la cabeza.

Tome el libro con sumo cuidado, era delgado, frágil y con las hojas amarillentas, hojas que se podían ver que estaban a punto de desprenderse de aquel libro y otras que ya lo estaban.

Era un libro común, como muchos encontrados, con una caligrafía perfecta, la tinta negra parecía estar sellada a esa hoja como si fuera de este año, todo era legible, se podía entender que aquel libro era un diario.

—"Solo espero que algún día regrese”— era una de las muchas cosas que tenía escrito, al parecer era un diario, tampoco nada fuera de lo normal, en ese siglo muchas señoritas usaban parte de su tiempo escribiendo diarios sobre caballeros que conocían en bailes o también sobre despedidas, como digo "nada fuera de lo normal"

Terminé de limpiar el polvo de la portada cuando note que tenía casi desprendida una hoja algo particular, lo noté porque en la esquina se podría ver un cachito que sobre salía.

PASADO, PRESENTE Y FUTURO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora