Carta dedicada al pasado...

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                Era por la tarde cuando pasé por aquella calle perdida en la ciudad de Madrid. Un barrio que tuvo sus sueños, resplandeciente en su época para todas aquellas personas que correteaban en ella. Ahora nadie lo recordaba. Cuando pasé por allí, lo reconocí enseguida. Una mansión abandonada que, reflejada por la increíble vegetación sin cuidado que lo cubría, pareció no haber recibido a nadie por décadas. Todas las estrellas se apagan en algún momento, recuerdo aquellos increíbles bailes que se celebraban en su interior, aquellos increíbles años donde todo parecía un sueño escrito para enamorar las infancias de aquellos niños que optaban por soñar una vez más, o por el resto de sus vidas. Yo tenía 19 años en aquel entonces... Cuando la vi por primera vez. Eras tan bella que me extrañaba que ningún joven no la hubiera sacado a bailar en aquella larga noche donde las melodías se tocaban para el mundo, para que esta disfrutase de la mayor sinfonía que pudiera oír por los años. No me atreví en aquel entonces acercarme a ti, me quedé observando en la distancia cómo caían todos aquellos caballeros que pedían una oportunidad de baile con un ángel en el suelo de los mortales. El tiempo pasó, noté que nuestras miradas se cruzaban a cada rato, quizá fue mi error al mirarte tanto. Yo no tenía tampoco nada que ofrecerla, había hombres más ricos y guapos en aquel baile, yo simplemente era un joven en la pubertad, aún con sueños por cumplir. ¿Quién diría que nuestros caminos se cruzarían de una manera tan brusca y gratamente por culpa del caprichoso destino?

Gracias por todo, un día más a tu lado sería el mayor regalo que me podría dar la vida ahora mismo.

Un cálido abrazo.

Germán

               La dejé en el buzón oxidado de la entrada, mirando de nuevo aquella construcción barroca que guardará por siempre los recuerdos de unos jóvenes que quisieron parar el tiempo. Me di la vuelta para volver al camino por donde había venido. Ya bastante lejano al lugar, la brisa trajo consigo una risita que me pareció peculiarmente familiar saliendo de aquel edificio, y me producía una nostalgia que me hizo soltar unas lágrimas que se quedaron estancadas en mi mirada por el tiempo. Solté a la nada:

              - Ya han pasado sesenta años desde aquel día, y sigo sin olvidar aquella voz que me hacía reconciliarme con la vida por todos sus males. La gloria y riqueza conllevan un sacrificio muy duro, pero yo pagué la deuda de más. – Y me marché de allí.

               Antes de perder de vista la casa, vi por una de las ventanas a una joven de unos quince años aproximadamente, despidiéndome con los brazos en alto y una sonrisa realmente familiar. El buzón se abrió, y el viento elevó la carta por los aires, hasta no poder distinguirla en el cielo. Se fue volando a lo lejos, y la silueta de aquella muchacha desapareció. Por mucho que crezcas, siempre tendrás en el fondo a un niño que no quiere hacerse mayor, eso me dijo.

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⏰ Last updated: Mar 30, 2020 ⏰

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Aquella estrella que se ve una en la vidaWhere stories live. Discover now