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Si a Abigail le hubieran dicho que ese año conocería Londres daba por hecho que internaría a esa persona en un psiquiátrico.
Londres era hermoso, la ahora castaña veía todo a su alrededor con una gran sonrisa en su rostro. Y esa sonrisa se ensanchaba más todavía al saber que pronto conocería a aquella persona que le trajó al mundo.
Cuando pudo visualizar la gran casa sus nervios se hicieron presentes, apretaba sus manos en su regazo pidiendo que por favor no le atraparan en su jugada, en verdad quería conocer a su Mamá.
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Llegó a la puerta de la mansión y tomó un gran suspiro para atreverse a abrir, en cuanto puso un pie dentro del lugar su boca se abrió de asombro por lo enorme que era. Observó a su alrededor buscando algo, tal vez una foto de su Madre o Abuelo, entró a la sala y encontró un cartel de bienvenida para Anny.
Vio una puerta y se dirigió hasta esta, al entrar a la habitación que en realidad era una oficina, una persona leía el periódico y una sonrisa se extendió en el rostro de la chica al recordar lo que Anny le había dicho.
ABBY: ¿Abuelo? -el hombre mayor dejó el gran periódico- Estoy en casa...
HOWARD: ¿Esa es mi pequeña? ¿Esa niña tan alta y tan linda?
ABBY: Si, he vuelto.
HOWARD: Bienvenida a casa. -dice dejando su lugar y aproximándose hasta su nieta para darle un gran abrazo- ¿Te divertiste cariño?
Abby corresponde el abrazo y disfruta del calor de los brazos del hombre, su Abuelo... ¡¡¡Su abuelo!!!
ABBY: Mucho...
HOWARD: ¿Qué haces? -pregunta al notar que su nieta le olisquea-
ABBY: Solo olfateo.
HOWARD: ¿Olfateas?
ABBY: Te grabo en mi memoria. Dentro de muchos años cuando sea mayor, siempre recordaré a mi Abuelo y su olor tan peculiar. -se acerca nuevamente para poder oler- ¡Hierbabuena!
HOWARD: Me alegra que hayas vuelto.
Una voz se escucha fuera de la oficina del Abuelo, Abby se separa del mayor y busca aquella hermosa voz. Unas mariposas revolotean en su estómago al oír esa sedosa voz, llega hasta los pies de la escalera y ve a su... A su Mamá...
ABBY: ¡¿Madre?! -no puede evitar llamar-
TONY: ¡Has vuelto!
La chica corre hasta su progenitor y le da un gran abrazo, el primer abrazo entre su Madre y ella. No logra evitar que unas lágrimas salgan de sus ojos, Tony acaricia sus mejillas y limpia aquellas gotas saladas del rostro de su hija.
ABBY: No puedo creer que seas tú...
TONY: Y yo no puedo creer que seas tú, tu cabello se ve diferente... ¿Quién te lo dejo así?
ABBY: Una chica del campamento, ¿no te gusta?
TONY: Claro, te ves maravillosa. -da una caricia al castaño cabello- Oh... ¿También te horaste las orejas? ¿No escondes más sorpresas? ¿Te horadaste el ombligo? ¿Te tatuaste?
ABBY: No... -murmuró limpiando unas nuevas lágrimas de su rostro-
TONY: Oh, cielo... ¿Qué sucede?
ABBY: Lo lamento... Es solo que te extrañe mucho.
TONY: Lo sé... -abraza a su hija- Para mi también fue una eternidad.
ABBY: No tienes idea.
