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Taehyung esparció el mapa por la pequeña mesa, Jin se unió a él, habían ideado como entrar sin que el demonio les diera una bienvenida, el bosque era inmenso, pero por medio de un mapa lograron localizar bastantes puntos.

—Con esto deberíamos lograrlo, sólo que, dudo que salgamos de ahí— dijo el avellana a su mayor quien asintió.

Y no era una mentira, la única forma de salir ahí sería muertos, o peor, dejando a uno allá a cambio del moreno, pero no, si su plan no funcionaba, sólo rogarían a sus ancestros el vivir en este lugar maldito.

Jungkook se acercó a ellos, miró los puntos marcados con plumón rojo, aunque, él en silencio había marcado una pequeña salida, pues según investigó, existe cierto libro de un monje que sabe cómo salir de ese bosque y derrotar a esos demonios, el libro no estaba en físico, pero pudo conseguir páginas en una tienda de cosas antiguas.

—Bien, salimos hoy a medio día.

—Uhm hyungs yo, tengo algo que compre hoy— se acercó dejando en las mesas las hojas, ambos mayores miraron con atención— trata sobre un monje que da la salida de ese bosque, pero, sólo tiene palabras que no entiendo.

—Demonios, ¿estás seguro que no te estafaron kookie?

Jeon pareció pensarlo, se llevó sus manos a sus cabellos, ¿la cara de ingenuo era tan notoria?, Taehyung dió una leve risa abrazando al mejor por los hombros. Aunque la posibilidad de ser falso era alta, Seokjin guardó los papeles en su mochila.

Después se sentó en el sillón, saco su móvil, en su fondo aparecía una foto del moreno, sonriente, mostrando aquellos pequeños hoyuelos que cautivaron al mayor quien sonrió, su pequeño valía todo.

—Namjoon, no te preocupes, pronto estarás aquí- susurró a sí mismo, apagó este y soltó un suspiro.

Ahora sólo tenían que esperar a medio día, decir que estaban locos era mentir, pero, si en una cosa estaban de acuerdo era el hecho de que Namjoon no merecía ser dañado, tocaron una fibra sensible, y no dudarían hacer pagar al maldito que se atrevió a lastimar a su mejor amigo.

Kim sacó los papeles de su mochila, algo tenían que les diera una pista, Jungkook tomó algunos y soltó un suspiro resignado, tal vez su hyung tenía razón.

—Es inútil, sólo me estafaron— dijo con un puchero, pues se había desvelado toda la noche en analizar aquellos escritos.

—Kookie, gracias, buscaste lo necesario y sé que no te estafaron así que, eres muy tierno, harías lo que fuera por tus amigos- sonrió cálidamente mirando como los colores subían al rostro del menor.

El avellana sacó su móvil y miró la hora, no faltaba muchos para irse, aún así, sentía los nervios a flor de piel, observó por unos minutos a Jeon quien seguía haciendo muecas ante los papales, frunciendo su ceño. No sólo tenían que cuidarse ellos, sino también a su querido Jungkook.

¡Eres lento Hoseokie!— gritó la pequeña voz al mismo tiempo que soltaba risitas, el mayor sonrió y siguió corriendo detrás de ella.

Finalmente la atrapo, la menor reía, aunque no fuese alguien vivo, Jung le daba tanta vida a ella que, no pensaba que daba miedo.

Presteme su máscara.

El mayor se la quitó dándose la, la menor tomo esta para después dejarla en el suelo, se volvió a Hoseok quien la miraba curioso, entonces se sentó con ella en sus piernas.

Es que, Hoseokie es más bonito sin la máscara.

Pequeña, sabes que debo usarla, es para protegerte— estiró su brazo para tomarla siendo detenido por la pequeña de la niña quien negó.

Dió una risa y se dispuso a acariciar sus cabellos, sólo su estrella merecía ver su rostro, Jung estaba tan ocupado con la pequeña niña que lo demás no le importaba, olvidaba que era un demonio el cual su deber era matar.

Sintió que el cuerpo de la menor se calmó, se había dormido, la tomó en brazos mientras tarareaba levemente una canción que recordaba, aunque su pasado fuese borroso, aún tenía esa melodía por aquella dulce voz.

Se adentró para dejar a la castaña en la cama de rosas, acarició su mejilla por última vez para poder seguir vigilando el bosque. Pero, un olor a maldad y enojo se apoderó de sus fosas nasales, se volvió mirando a una multitud de de personas con instrumentos y fuego. No lo entendí, ¿por qué ellos lo atacaban?

¡Ahí está el demonio, y se va a comer a la pobre niña!— habló una de las tantas voces, Jung seguía frente a ellos, sin mostrar una pizca de miedo.

¡Tomen a la niña!

Hoseok se tensó, sus ojos se tornaron rojos, las unas de sus manos crecieron convirtiéndose en garras, su estatura aumento, ya no era un joven, ahora era un verdadero mounstro, se posicionó frente la cama evitando que llegarán a ella.

Esto pareció no importarles, pues la multitud avanzó hacía él, enterrando sus armas en el cuerpo grueso del ente, quien alejó a estos con empujones que no les haría daño, volteó para ver si su estrella seguía ahí, abrió los ojos con demasía al ver que ya no estaba.

Tensó la mandíbula, y sin pensarlo, comenzó a enterrar sus garras en los aldeanos, los gritos no se hicieron de esperar, la niña que estaba en los brazos de una mujer, despertó mirando todo, una enorme bestia matando a todos los hombres y mientes que se intentaban acercar.

¡Hoseokie basta!— se bajó de los brazos de la mujer quien intentó tomarla nuevamente, pero la menor corrió para llegar al demonio- ¡despierta, este no eres tú!

Jung no hacía caso, seguía enterrando y desangrando a las personas, cuerpos sin vida adornaban el suelo, la niña desesperada lo abrazo de una de sus gruesas piernas, el mayor miró bajo suyo, ¿qué estaba haciendo?

Volvió a su forma humana, abrazo el cuerpo algo tembloroso de su pequeña quien se aferraba a él susurrando lo mucho que lo quería y que este no era él, no su querido Hoseokie. Mientras que, uno de los hombres apunto una lanza a la cabeza de Hoseok quien aún se aferraba al cuerpo de la pequeña.

Ella se percató de la lanza, beso fugazmente su mejilla para después aventarlo hacia un lado, recibiendo el ataque de la lanza en su pecho, tosió un poco de sangre para después caer al suelo, dolía, pero, estaba feliz porque su mayor estaba bien.

El ente abrió los ojos asustado, tomó el cuerpo de la pequeña en sus brazos, dejando caer lágrimas, no le importo el hecho de que podía llorar, habían apagado una luz en su vida, dolía, más que cualquier cosa en este mundo que era oscuro y cruel.

—E-Estrella, no dejes de brillar no...


Hoseokie, eres bueno, n-no mala persona, t-te quiero— susurró, cerró sus ojos dejando de respirar.

¡Estrella, no me dejes quédate por favor!— abrazó su cuerpo sin vida dejando caer lágrimas.

Los pocos hombres vivos tiraron sus armas, no podían creer que un demonio amará a un ser humano y llorara por él. Jung se levantó con el cuerpo en sus brazos, se limpio las lágrimas, sus ojos nuevamente se tornaron rojos.

Van a lamentar esto escorias.







Audaz. ❀ 𝐇𝐎𝐏𝐄𝐍𝐀𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora