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Una vez en Japón, el menor se estiró lo más que su cuerpo le permitió, soltando un suspiro debido a lo bien que se sintió, Taehyung revisaba su celular y Seokjin bajaba las maletas para entregárselas a sus compañeros quienes las tomaron, el castaño aún no sabía por dónde empezar, apoyo su mentón en la palma de su mano, entonces el de cabellos avellana se acercó a él.

-Jin hyung, la mamá de Joonie se comunicó con Taehyung y le dió el nombre del hotel.

Sin pensarlo, caminó calle abajo siendo seguido por los menores quienes le iban indicando por dónde ir, vaya que estaba lejos, pues unas cuadras más adelante se encontraba el gran hotel, Jin fue a la recepción preguntado por la señora Kim, el personal asintió y fue en busca de la señora mientras estos esperaban, escucharon unos pasos encontrándose con la destrozada cara de la mujer, quien les sonrió algo débil.

-Chicos, gracias por venir -se acercó a ellos siendo recibida por los brazos de los menores, ella sólo necesitaba a alguien que la escuchará y abrazara-yo, es tonto que pregunte que hacen aquí, pero, quiero hablar con ustedes.

Los menores asintieron, la señora Kim los guío donde ella se hospedaba, se sentó en la cama mientras que los jóvenes permanecía parados frente a ella dispuestos a escucharla.

-Lleva dos días y no sé qué hacer, aunque mi marido no crea en eso, yo sí, estoy segura que ustedes me podrán ayudar porque lo quieren mucho como yo -dicho esto se estiró hacia el cajón que estaba al lado de la cama, de esté saco una rosa blanca que permanecía en buen estado- esto es lo que estaba en su cama la noche que se fue.

Jin analizó la rosa, Namjoon aún estaba vivo, mientras esa rosa jamás se marchitara mantendría el alma del menor aún a salvo del malvado demonio, se sentó al lado de la señora Kim quien ya estaba llorando, acarició su espalda, la comprendía, ya había perdido a un hijo y perder a otro sólo hacia un vacío en su corazón.

Jungkook se mordió su labio, no soportaba ver a una madre sufrir, también fue a su lado para abrazarla, por ahora querían bien a la madre del moreno, pues ella también los ayudaría.

-Sé que está desesperada, nosotros también, por eso estamos aquí, iremos por Joonie pero necesitamos que nos diga cómo hacerle frente al demonio -dijo Seokjin seguro de sus palabras.

La mujer lo miró aún con lágrimas en sus ojos, con evidente preocupación, trato de convencer a los menores de no hacerlo, ellos no merecían morir, se levantó de la cama dejando la rosa en su lugar, miró la ventana que daba vista al bosque maldito. Jin necesitaba la aprobación de ella para poder ir lo antes posible, se levantó para ir a su lado y, poder convencerla.

-No se preocupe, nosotros tenemos lo necesario, volveremos con Namjoon, pero necesito que confíe en nosotros,por favor señora Kim -rogó ante la cristalina mirada de la mujer quien aún no estaba muy convencida.

-Pasado, eso necesitan. Y encontrar al hermano de Namjoon.

Los menores se miraron, no sabían del un hermano, la mujer se volvió hacía ellos, tomó las manos de los chicos quienes la miraban atenta, murmuró unas cosas que no oyeron, al terminar soltó sus manos, tomo la rosa, dándoles a cada uno un pétalo.

-Cuidenlo si el pétalo está bien ustedes también, están protegidos, pero no dura, les pido vuelvan vivos y con mis hijos -rogó mientras abrazaba la rosa en su pecho.

Seokjin cerró su puño dónde estaba el pétalo, de manera suave, estaba dispuesto a todo, todo por encontrar a su querido Namjoon, decidido asintió. No tenían nada que perder si no lo intentaban.

Era sofocante, el aire se volví más denso, además de sentir que sólo daba vueltas por el gran bosque, se sentó a descansar, los demonios estaban tan ocupados que no se percataron de que el piel canela no estaba, trago de recuperar su respiración, cerró sus ojos por unos minutos, hasta que sintió algo envolverlo con calidez.

-Joon, no temas.

Abrió los ojos de golpe, buscando a ese alguien quien le habló, se levantó para buscar el dueño de esa voz, tan familiar, pero no estaba asustado, secó el sudor de su frente, al menos sentía que no estaba solo.

Mientras tanto, Jimin jadeaba con los colmillos al aire, Hoseok le había hecho bastantes heridas que, tardarían mínimo unos buenos meses en sanar. Llevo sus manos a su cabello grisáceo haciéndolo hacía atrás.

-Mierda Jung, has mejorado.

-Ya me harté Park, no estaré peleando por ti cuando sabes que él me pertenece -se colocó nuevamente la máscara que seguía igual de limpia y sin ningún rasguño.

Jimin tensó su mandíbula molesto, no, él humano que Hoseok veía como comida era más preciado que cualquier otro ser humano que piso el bosque.

-Sólo recuerda lo que hiciste hace un tiempo -dijo Jung sacándolo de sus pensamientos- aquel chico que mataste y ahora está por ahí, tiene un olor similar al de mi cachorro.

Dicho esto, desapareció ante un pensante Jimin, ¿por qué lo decía?, Sí, había matado un humano pero fue hace años, antes de que el moreno naciera, recordó el olor de aquel puro ser, lo comparó con el de Kim, teniendo una leve sensación de un lazo, confundido decidió volver a un tipo de escondite que tenía.

-Aquí estás, cachorro -la voz gruesa de Hoseok paralizó el ser de el piel canela quien giró su cuerpo con lentitud.

Efectivamente, era aquel demonio de aterradora máscara que lo llevo a aquel bosque que parecía no tener fin, tragó saliva, la desesperación lo invadió, ya no podía pensar con claridad. Estaba muerto.

Sintió la gran mano del ente en su cintura, lo atrajo, llevándose su nariz al cuello del moreno quien cerró sus ojos con fuerza, sus piernas temblaron cuando sintió algo carnoso rozarlo, eran los labios finos del pelinegro quien dejó un casto beso en su cuello.

Namjoon se separó un poco para mirarlo, sólo tenía descubierto del labio hasta su mentón, llevó su mano hasta la piel, el ente no se movió, atento a los movimientos del humano, después de muchos años, sintió calidez, calor, parecía que su frío cuerpo tenía vida y colores otra vez con un simple toque.

-¿Por qué utilizas una máscara? -preguntó el moreno temeroso de que reaccionara mal, se sorprendió cuando el pelinegro llevaba sus manos al borde de esta.

-¿Quieres saber?, ayúdame entonces.







Audaz. ❀ 𝐇𝐎𝐏𝐄𝐍𝐀𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora