✿ 5 ✿

495 79 3
                                    

Namjoon, su cara, sus datos estaban en los periódicos y noticias, su madre estaba más que desesperada, tenía fe, sí, pero toda la situacion le agobiaba a tal punto de volver a llorar cuando la tierna cara del piel morena aparecía en los medios, las redes sociales estaban a estallar, ahora más que nada por aquella leyenda que volvió a maldecir Japón.

Los mejores amigos del moreno se encontraban reunidos en la casa de Taehyung, Jin había marcado por doceava vez sin éxito, la preocupación ya estaba comenzando a apoderarse de él, Jungkook veía las noticias, el pequeñín tenía algo de paranoia.

-Kookie, ya, tal vez aún duerme -insistió el avellana.

El de cabellos negros negó, un mal presentimiento lo tenía a punto, aquella leyenda podía ser cierta, esa inquietud en su pecho no era algo normal, lo sabía, seguía atento a estás hasta que...

¿Las leyendas, ciertas?, Parecía una tontería o un simple asesino serial en busca de usarlo como excusa, pero hoy, Japón sufre el ataque de una leyenda.

Kim Namjoon. 21 años. Nacionalidad coreana.
Desapareció el día de ayer 12 de septiembre. Cualquier información que sea útil para sus padres sería de gran ayuda.

Jungkook abrió los ojos en par, sus mayores estaban en el mismo estado que su menor, Namjoon había desaparecido de un día para otro, la cólera comenzó a llenar el sistema de Seokjin quien miró su teléfono con el número del piel canela

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jungkook abrió los ojos en par, sus mayores estaban en el mismo estado que su menor, Namjoon había desaparecido de un día para otro, la cólera comenzó a llenar el sistema de Seokjin quien miró su teléfono con el número del piel canela. Un mundo más se venía para abajo.

-¡No, es mentira no es Namjoon hyung! -el de cabellos oscuros comenzó a llorar, su querido mayor había sido víctima de ese maldito ente, o de alguien peor que un fantasma.

Kim fue a su auxilio, intento calmar al menor quien miraba a éste con sus lágrimas en sus blanquecinos pómulos caer en grandes cantidades, el corazón de todos parecía romperse lentamente, Jin trayendo de calmarse dejó el teléfono por ahí y fue hacia ellos, tenía algo claro.

-Iremos a Japón, afortunadamente tengo ahorros, y no se preocupen, no me deben regresar el dinero -dijo seguro de sus palabras.

El pelinegro levantó la cara soltando hipidos, sus esperanzas de encontrar al moreno eran pocas, realmente sentía que jamás volvería a verlo, miro al avellana quien le sonrió, dejo unos pequeños besos en los ojitos del menor quien se sonrojo al instante. Miró al castaño y asintió.

El mayor miró hacia delante, en específico a una maceta que contenía una rosa blanca que Namjoon le había regalado en su cumpleaños, sin quitar la mirada de aquel detalle que endulzaba su corazón, no dejaría que nadie se robara a su menor, ni mucho menos un fantasma.

-Nos iremos hoy, iré al aeropuerto y ustedes podrán ropas, apoyaremos a sus padres, Jungkook, ¿Puedes hacer algo?

El mencionado asintió, entonces Jin le dio una pequeña y sencilla orden -Busca como llegar al bosque, todo, quiero hasta el último detalle, ¿Si?

Tan rápido terminó de ordenar, el menor se levantó con rapidez en busca de su celular, Taehyung fue a poner las maletas y Jin salió de la casa para ir al aeropuerto, mientras caminaba pensaba en cómo paso todo esto, en qué momento pudo salir de casa, cerró los ojos para calmarse, estar en ese estado no favorecía la situacion.

Ahora lo que importaba era hacerle frente al maldito que fue capaz de secuestrar al piel canela, apretó los puños mientras seguía caminando.

Con el cuerpo inconsciente del moreno en brazos, el de la máscara caminaba hacia lo más profundo del bosque, llegó un punto donde se detuvo frente un tipo de cama hecha por ramas, rosas marchitas, un ambiente triste, melancólico, dejó este en la cama, tan pronto Namjoon hizo contacto con esta, lo que estaba a su alrededor tomo color y vida. El ente se acercó acariciando la cara del piel canela quien parecía estar más relajado.

-Vaya, este vale la pena, ¿No Jung? -exclamó con gravedad una voz que el fantasma conocía perfectamente se giró hacia el dueño de esta.

Un cuerpo fornido estaba recargado en un árbol, sus cabellos eran gruesos, de color castaño, su cara sin algo que la cubriera dejando ver rasgos atractivos, sus ropas oscuras y holgadas, parecidas al del nombrado Jung quien no parecía estar contento ante la presencia de este.

-Largo Park.

-Hey, hey, tranquilo -alzó las manos en son de paz, aunque su sonrisa socorrona no decía lo mismo, haciendo enojar más al de cabellos oscuros.

Sin avisar, apreció en donde estaba Kim, su mano recorrió cada facción del menor, lo cálido y suave de su piel volvía loco la cordura del otro demonio quien con aquella sonrisa burlona se acercó al cuello de este, el olor era simplemente delicioso, dispuesto a robar energía, Jung soltó un aura amenazadora contra el castaño quien se alejó.

-No es de aquí, parece de dónde venías tú.

-Es coreano, ahora largo, es mío.

Su voz grave era capaz de indagar miedo el cualquier mortal, claro que en Park no, quien se alzó de hombros para después retirarse, antes de desaparecer habló.

-Él es especial, creo que lo sabes, pero, Jung, Jung, te conozco mejor que tus difuntos padres y diré que, este niño morirá dentro de poco -dicho eso desapareció, dejando al mayor en sus pensamientos. Sí, era especial.

Fue hasta Namjoon, se sentó en la orilla de la cama, quitó la máscara de su rostro para poder admirar mejor a su víctima, sus calmados respiros eran hinoptizantes para él, su mano viajó a la camiseta que portaba, bajo un poco hasta dejar la clavícula al descubierto, sus dedos tentaron esta, recibiendo calidez en su piel.

Después de un rato volvió a ponerse la máscara, dejo al moreno durmiendo, después de todo, la energía que utilizó del inocente fue demasiada, al punto de poder abrir la entrada que ni él mismo podía. Llegó a una laguna, animales místicos habitaban en el precioso lugar, y ahora más que una nueva alma llegó. Se sentó al borde para poder descansar, por un segundo que Park interrumpió.

-Eres un egoísta, ¿Lo sabías?, Jung, nadie me ve, me confunden como uno de ellos, es asqueroso -se quejó.

-Y tú eres un idiota que no sabe hacer bien su trabajo, ahí está tu máscara deja de joder -gruñó.

Park llevo una mano a su pecho dramatizando su deseo, aunque sabía que Jung lo podía matar con tan sólo tocarlo, pero aún así quería y deseaba al de piel canela que lo dejo encantado.

-Bueno te dejaré, pero un día el también será mío.

Audaz. ❀ 𝐇𝐎𝐏𝐄𝐍𝐀𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora