Capítulo Seis

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¡disfruten la lectura florecillas!


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Aarón cortó el teléfono y me bajé de él, sentándome a su lado en la cama. Desvié la mirada, avergonzada. Aún estaba sin camisa y no parecía acomplejado. El punto es que jamás había visto a un chico sin camisa en alguna situación similar, y lo que estaba sintiendo era nuevo.

—Debiste decírmelo. —Dijo mirándome fijamente. No se veía molesto, se veía algo dolido.

—No estoy embarazada. —Solté sin pensarlo. No necesitaba pensar para poder aclarar la situación, algo que debí haber hecho hace mucho tiempo.

—¿Entonces? —Preguntó necesitando una explicación. Se puso de pie y luego la camisa.

—Mi amiga me dio un certificado falso para que el Director Parra no me eche de la academia por haber faltado a los ensayos y el certificado decía que estaba embarazada pero no es cierto. —Solté explicando todo de una vez. Lo miré con los ojos bien abiertos.

Aarón me miró estático y luego comenzó a reír. Yo reí con él pero no pude evitar notar que tapó su boca ocultando su sonrisa como lo había estado haciendo desde que entré a la casa y eso me estaba llamando mucho la atención. Él jamás había hecho eso, siempre se había mostrado confiado de sí mismo.

Tomé mi teléfono de mi suéter y lo apunté hacia él, dispuesta a tomarle una fotografía que quedara guardada por siempre en mi galeria.

—No. —Dijo poniendo su mano frente a la cámara. —No me gustan las fotografías.

—¿Es una broma? —pregunté bajando el teléfono. —Todos se toman fotos, es normal. —-Dije apuntando la cámara Nuevamente hacía él.

—Basta, Alexandra. —Dijo quitandome el teléfono, estaba serio y me sentí frustrada. Era demasiado hermoso y no me dejaba tomarle una maldita fotográfia.

Le quité el teléfono y lo guardé en mi suéter. No podía creer que Aarón jamás se hubiera tomado alguna fotografía, es decir, hasta yo solía tomarme fotografías y ni siquiera mi apariencia física terminaba de convencerme, pero era muy fanática de tomar fotografías. Tomaba fotografías a todo lo que encontraba bello y eso podía significar mis converse contra el pasto.

—¿De verdad jamás te has tomado una selfie? —Pregunté mientras armaba la lasaña.

Habíamos bajado a la cocina. Aarón estaba al lado mío y miraba atento cada movimiento que yo hacía. Eso me agradaba, me agradaba tener su atención y que fuera mi ayudante de cocina. Ya estaba anocheciendo.

—Cuando niño me tomaban fotos, pero una vez que crecí jamás volví a posar frente a una cámara. —Explicó mientras encendía el horno eléctrico.

—¿Y qué subes a instagram? —Pregunté mirándolo seriamente.

—No tengo instagram. —Respondió algo asqueado.

—¿Qué? —Pregunté sorprendida a la vez que reía. —Eso sí no lo creo. ¿Cuántos años tienes, cincuenta?

—No me interesa, Alexandra. —Dijo seriamente mientras pasaba por mí lado y tomaba la lasaña entre sus manos. —Es una perdida de tiempo.

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