5. Perdida

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La belleza puede ser una bendición o una maldición, hasta el momento a Freyja no le habían pasado más que desgracias debido a su apariencia, tanta era su hermosura que todo ser vivo caía a sus pies de tan solo mirarla, los sentimientos de cada ser vivo estaban bajo sus órdenes pero parecía ser que por más que intentará hacer que los mortales, gigantesco, enanos y demás seres vivientes se centrarán en alguien más nada funcionaba.
De cierto modo Freyja se sentía sucia: pesé a jamás haber sido tocada en contra de su voluntad todas esas miradas, todos esos pensamientos y todos esos intentos por poseerla eran más que suficiente. Freyja era la reina de las Valquirias y el amor. Pero también era la reina de la tristeza y dolor.
Freyja estaba más que consciente de su belleza y lo que está haría en la vida de los mortales. Y por eso se odiaba.
Tal vez eso era un castigo, tal vez Odín y Frigg lo habían planeado todo con tal de castigarla por su pecado contra la humanidad, pero eso era algo que ella no podía evitar. Era su don, su maldición.

Freyja miró a su alrededor, parecía estar en una especie de bosque: árboles por todas partes y un minúsculo arrollo descansaba casi bajo sus píes, puede que sonara impactante o estúpido pero Freyja estaba aterrada, jamás había estado sola y menos sin su magia, ¿Qué haría ahora? Sin Loki no podía obtener nuevamente sus poderes, tal vez él aún tuviese el frasco en su poder, sí así era todavía tenía una minúscula posibilidad de regresar a su vida normal.

Pero...¿Cómo lo encontraría? Su única oportunidad era encontrar a alguien a quien le haya revelado el don de la magia para que la ayudará: Freyja se levantó ataviada, le dolía todo y moverse era un martirio; el aire estaba plagado de cenizas y restos de carbón; un claro inicio de una guerra o masacre a alguna aldea o tribu pequeña, sea como sea la presencia de Hela estaba allí y Freyja la sentía.
Con sumo cuidado se adentro en la perturbada ciudad, la sangre y cuerpos desmembrados adornaban las solitarias calles, por un momento Freyja pensó que ya había sido exterminada por completo aquella ciudad, pero los gritos abismales y los cánticos que convocaban a la muerte la contradecían.

Los ecos de las espadas se escuchaban con una cruel realidad, hombres y mujeres se abalanzaban unos contra otros intentando exterminar la vida del contrario. Freyja se sorprendió al ver una ciudad tan majestuosa ardiendo en llamas, sus habitantes peleaban con sus semejantes, pero parecía ser que los esclavos se habían revelado contra sus amos, el ejército principal de la ciudad con sus brillantes y filosas espadas atacaban con suma crueldad a todo aquel que no tuviera el símbolo de la casa de Astarot o Valesea en su hombro. En medio de tan sangriento enfrentamiento, Freyja sintió un extraño cosquilleo en su piel, como si algo que ella conociera la estuviera convocando, ese sentimiento tan igual a las ocasiones en las que había sido invocada a algún ritual: un brujo estaba usando su magia.

Freyja por fin salió de su escondite y siguiendo los latidos de su corazón fue en busca del brujo, si lograba probar su divina identidad podría ayudarla o aún mejor ¡Crear un portal hacía Asgard!, sólo le quedaba esperar que fuese un brujo mayor.

Freyja por fin salió de su escondite y siguiendo los latidos de su corazón fue en busca del brujo, si lograba probar su divina identidad podría ayudarla o aún mejor ¡Crear un portal hacía Asgard!, sólo le quedaba esperar que fuese un brujo mayor

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La Llegada De FreyjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora