Parte 3

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Mmh, ¿Ésto te complace?. ¿Esta clase de cosa fantasiosa que no tiene conexión con la realidad?. ¿Este crepúsculo tan ocioso de la imaginación de la consciencia muerta y canal quedé no tiene nada mejor?. ¡Oh el reloj de las negra arena de la peria meticulosa hasta en el sonar de las hojas! ¿Qué se le podrá hacer?...

¡La bóveda celeste que pinta el océano y el oro del cielo descubierto por la plata junto con el cantar de las aves ¡Ya todo es completa confusión y locura espeluznante!.

Y el suspiró más tímido que se desaparece en el susurro del viento...

_____Capítulo 3: Cociname_____

Yashiro se removía y movía entre los brazos de la zorra, no podía hacer nada y se sentía aprisionada... Pensaba que era mejor rendirse y dejar que la muerte viniera a por ella, después de todo ya la sentía en los huesos, en el aliento y en la sangre ¡LA MUERTE LA RECLAMA!. ¡CLAMA SU VIDA Y SU ALMA!.

—¡PARAD!—Les gritó una voz a ambos haciéndolos voltear con rapidez.

¡El destino volvía a salvarla otra vez!. ¡Otra vez la vida corría por sus venas y le reclamaba a la muerte el afán de llevarla!.

—¿¡Tú!?—Preguntaron ambos al unisono alterados.

—¿Cómo son capaces de hacer tal atrocidad...?—Preguntó con voz baja el lobo.

—¡No hay nada que comer!—Le respondió la zorra en un grito feroz.

La araña colocó un brazo frente a la zorra con rapidez, sabía que su temperamento era muy malo últimamente... No era del motivo de problemas.

—Estamos hartos de los hierbajos—Inquirió la araña con molestia.

—¿Es ese el motivo por el cual hacen canibalismo?, Somos todos seres pensantes—. Le respondió el chico calmadamente mientras se acercaba lentamente.

—...—La araña no se atrevió a responder.

—¿Queréis carne?, Cazad a los perros y comancelos... Pero no quiero ser parte de vuestro pecado—. Les dijo mientras tomaba la mano de Yashiro con algo de fuerza.

Oh, que la sorpresa era el único reflejo en las pupilas de la coneja ¡¿Dónde había quedado aquel chisme de mala lengua!?. ¿Sería acaso todo una mentira?.

—Además...—Dijo mientras jalaba a las coneja y la tomaba entre sus brazos—, ¿Cómo pueden si quiera pensar en comer algo que es mío?.

¡Oh! Que ya no se sabía que pensar ¡Todo eso era un total disparate!. ¡Una invención del juego de la mente del lobo triste y deprimente!.

—¿De qué demonios hablas Hanako?—Le preguntó la zorra con enfado.

—¡Es mía!. ¡Se tragó una escama de sirena junto conmigo!—Les dijo en un son de reclamo.

—Abrías de ser más tonto...—Susurró para consigo la araña, sinembargo todos escucharon.

—¡Pero igual el hambre en el bosque sigue siendo de total existencia, estamos hartos de comer esos amargos hierbajos!—. Le dijo la zorra con reclamo.

—Tengo la solución—Les respondió el lobo apegándose más a la coneja que ya estaba muy roja.

—¿Y se puede saber cuál es?—Le preguntó despectiva la araña.

—Ella los va a cocinar, si su comida no los satisface... Mmh, ¡Se la pueden comer!—. Dijo con un tono muy infantil el chico.

—¿¡QUÉ!?—Gritó la coneja alejándose de él.

—Vamos que para tí no te será difícil, lo sabes—Le dijo con una sonrisa.

—...Tenemos un trato...—.

Pronto fue que Yashiro entro en pánico luego de no mucho tiempo y estar un poco lejos de todos, su capa ya estaba un poco sucia.

—¿Qué ocurre?—Preguntó el lobo colocándose tras él.

—Es que... No hay una cocina... ¿¡Cómo quieres que cociné si no hay cocina?!—Le gritó con suma desesperación, incluso se había olvidado de que él era un lobo "feroz".

—Ese no es problema... ¡Vamos!—Le dijo abriendo paso entre los arbustos para encontrarse con otra casa, un poco más pequeña.

Toc Toc.

¡Oh por Dios que había de ser un lobo tonto!.

—¿Qué quieres?—Preguntó la mujer con alas de búho, traía sus manos manchadas de pintura.

—Prestame tu cocina—Le respondió.

—No quiero—Dijo azotando la Puerta pero con una pata el lobo la detuvo.

—¡Gracias Mei-Chan!—Dijo el lobo que llevaba de la mano a Yashiro.

—¡Oye!—Le gritó con enfado Mei mientras lo seguía hacia la cocina—. ¡No puedes entrar así!—Trató de decirle la fémina.

Que lobo éste, era al parecer, temido por todos y hacia lo que se le venía en gana. La coneja suspiro mientras veía los cuadros.

—Que bonitos—Le dijo con una sonrisa.

La búho se acercó hacia ella y le dijo:—¿Te gustan?.

—Me recuerdan a papá... El solía pintar mucho—Dijo con lágrimas que amenazaban con querer salir.

El lobo le susurró al oído a la  búho:—Ella morirá si no la dejas cocinar...

Entonces la de lentes no protestó más y los dejó utilizar la cocina.

—Vale, cocina un poco—Le dijo con una sonrisa.

—Es que yo... Nunca he cocinado—Le respondió cavis baja y roja como un tomate.

—¿¡QUÉ!?—.

He lo allí, por culpa de su propia charlatanería loca ahora ella moriría. No sino que él mismo comenzó a cocinar con gran velocidad.

—...Ésto es una total estupidez sin lógica...—Dijo la coneja a la cual se le había encargado picar los alimentos.

Al finalizar la comida fue presentada a los carnívoros del bosque obteniendo un alto grado de aprobación.

—Además que no encontré a mi abuela...—Le dijo, Hanako calló por un segundo y pronto volvió hablar. Había cambiado el tema.

—¿Cómo demonios es que no sabes cocinar...?—Le preguntó con enfado a la orilla del pantano del bosque.

—¡Culpa tu lengua pues tú lo has dicho!. ¡¿Y qué es todo eso de qué soy una más charlatanería?!—Le reclamo con enfado la coneja.

El lobo se acercó a dónde ella estaba sentada, le tomo del cuello y se acercó a él:—¿Q... Qué estás haciendo?.

La pobre coneja ya estaba más roja que un tomate ¡De eso no había dudas! El acercamiento ya era demaciado.

—Aquí—Pronunció mientras tocaba una parte del cuello de Yashiro.

—¿Esa marca?—Le dijo refiriéndose a una mancha que ella creía de nacimiento.

Pronto le mostró la marca que también él portaba, exactamente igual a la suya: Ésto me dice que eres mía.

—¡Eso no es justo!. ¡¿Por qué yo?!—Preguntó con molestia la coneja.

—¡Si lo crees injusto asume que también soy tuyo!—Le dijo volteandose, pues estaba de espaldas. Ella sólo enrrojecío.

¿Qué había pasado con aquel prejuiciosonrumos?... Era todo un enrredo...

[El afán del corazon de no olvidar, el afán de la mente por no recordar]

La Dulce MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora