CAPITULO 4

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LENA'S POV

Mis Visires se habían marchado y estaba visiblemente aburrida, leer documentos todo el día y revisar las cuentas de los impuestos era agotador, salí un rato a entrenar para poder despejarme

- mi señora ¿una justa? – me propuso mi teniente general

- por supuesto, Diana –

Ambas nos preparamos, me subí a mi corcel con la armadura propia, uno de los sirvientes me proporcionó la lanza, Diana me esperaba del otro lado, hacía lo mismo que yo, alguien dio la orden y empezamos la contienda, apunté mi lanza hacia el torso de mi soldado y ella hizo lo mismo, ambas salimos propulsadas de nuestros caballos, caí al suelo de manera estrepitosa, sintiendo el impacto de todos los golpes recibidos, escuché virotes por todos lados, me permití reír, hace mucho no hacía eso

- ¿mi señora? – Diana me miraba desde arriba, se inclinó para ayudarme a levantar, gustosa acepté la ayuda

- ouch – me quejé

- ¿se encuentra bien? ¡lo siento mucho mi señora! –

- no te preocupes, es solo que no hacíamos esto desde hace años... - sonreí

- lo sé, mi señora –

- mi señora – volteé a mirar, Winn estaba hincado en el suelo

- ¿Qué pasa Winn? –

- los miembros del consejo solicitan su presencia – dijo apenado

- ¿y ahora que quieren? –

- yo... no lo sé mi señora, ellos quieren que vaya –

- está bien – me aparté de Diana

- mi señora – ella me llamó

- ¿si? –

- me gustaría invitarle un trago esta noche ¿acepta? –

- por supuesto – sonreí y me encaminé a Winn – vamos – lo ayudé a levantarse y caminamos juntos de vuelta al palacio, me quité la armadura y entré al recinto

- que honra verla, Sultana – dijo uno de esos idiotas

- yo no puedo decir lo mismo, ¿Qué ocurre? –

- bien, hemos estado evaluando sus deberes como líder, y el primer paso es comprometerse con el noble de alguna de las provincias –

- ¿Qué?, eso no es parte de mis funciones –

- lo es, debe dejar descendencia, además, en cuanto se case, su esposo es quien asumirá el deber de sultán, varios son los candidatos que han expresado su interés –

- quien más nos convence es el Emir James –

- no voy a casarme, puedo llevar a la perfección mi labor como sultana, es el título que me corresponde –

- eso no lo decide usted, es la ley –

Salí de inmediato de esa sala, si creían que iban a obligarme a casarme con ese cerdo estaban muy equivocados, me fui a mi alcoba, cerrando de un portazo, como me gustaría que Sam y Arwen estuvieran aquí...

En la noche escuché un par de toques en la puerta

- ¿Quién? – dije medio adormilada

- soy Diana – escuché

- pasa – ella obedeció, bajo su brazo y en su mano izquierda traía botellas de vino y en su mano derecha dos copas

- he venido a reclamar mi invitación – cerró la puerta con su pierna y se acercó a la mesa, me levanté para ayudarla

LA OTRA CARA DE LA GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora