Capítulo 3: Esto Es Complicado

176 21 4
                                    

— Nayeon

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Nayeon... Nayeon — alguien movía mi hombro un poco sin ser tan brusco y empecé a escuchar que me llamaban —, despierta nena, ya vamos a cerrar

— Tranquilo señor que yo lo atiendo... — llevé mis dedos a mi boca para retirar los cabellos que tenía sobre estos llenos de saliva — ¿Cuál es su orden?

Una pequeña risa se escucho luego de que seguía insistiendo en levantarme. Al rato eso hice y miré a mi alrededor con los ojos entrecerrados hasta dar con Yeong-Su — Nayeon estamos por cerrar, debes irte a casa

— ¿Y los demás?

— Todo el mundo se fue, lo hiciste genial, aún no entiendo cómo hacías para atender nueve mesas y atender la caja casi que a la misma vez

— Yo tampoco... Oye ¿Qué hora es? ¿Es muy tarde?

— Son cerca de las diez y media... — inmediatamente el sueño se me fue de golpe como si me hubiera pasado la electricidad y fue así que miré mi reloj de mano, pero como todo estaba semi oscuro encendí la pantalla de mi celular viendo como me llegaban las llamadas perdidas y mensajes de medio mundo, entre esos los de Momo

— Sí es muy tarde... Me tengo que ir

— Espera — antes de salir por la puerta lo voltee a ver e hice un movimiento con la cabeza para que siguiera hablando — dejaste tu bolso en el locker, creo que deberías buscarlo si es que pretendes irte a tu casa...

Cerré los ojos y suspiré con una sonrisa, el día se había ido volando con más de mil cosas que hacer y la verdad no sé ni cómo es que sigo aquí siendo casi las once de la noche cuando no acostumbro a salir de aquí a esta hora. Además tampoco tuve oportunidad de llamar a Momo o a Hobi ya que no tuve tiempo ni de respirar...

«¿Cómo les habrá ido con...? ¡Rayos! ¡La bebé!»

— Ahora sí, gracias por todo Yeong-Su... Hablamos luego, descansa — salí del local para literal correr colina abajo pues esa era la terrible desventaja de aquella hermosa y pequeña cafetería, la ubicación y más que nada por la calle empinada que hace que haga ejercicio todos los días

En fin, a la hora que llegué a la parada tenía la pequeña suerte de que el último bus que pasara fuera dentro de veinte minutos por lo que no sería tan complicado llegar a casa.

Al montarme al bus el frío del aire inundó mi cara haciendo que cerrara los ojos y bufara con la esperanza de que dentro de éste estuviera un poco más cálido. Y es que la noche y el frío allá afuera eran tremendo, hasta sentí un poco de lástima por los animalitos de la calle.

Justo frente al edificio en donde vivo habían vecinos celebrando cualquier cosa para pasar el rato por lo que ignoré el simple hecho de que me caen mal por su escándalo durante la madrugada que no deja dormir a nadie, en especial a mi y ahora menos con la bebé.

𝐺𝑜𝑜𝑑 𝐿𝑖𝑓𝑒 •[𝙉𝙖𝙮𝙠𝙤𝙤𝙠]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora