6

7.2K 493 24
                                    

Las cosas se habían complicado para la manada, Scott sentía que las cosas terminarían de manera positiva en cualquier momento, uno de los cazadores yacía muerto cerca de uno de los lobos y de igual forma uno de sus betas había muerto.

El dolor de la perdida le sabía amargo y fue un verdadero alivio ver caminar a Stiles con un Derek a cuestas. El corazón se le expandió de alegría al ver a su amigo con vida, pero la culpabilidad le impidió caminar hacia ellos, aún no era el momento.

Algunos de los lobos contrarios habían dejado de luchar al darse cuenta de la situación, pero otros a diferencia de ellos estaban luchando con todas sus fuerzas, sin saber qué era lo que defendían.

Stiles luchó con el peso de un débil Hale, escuchó el pesado suspiro que el alfa soltó al sentir que el aire fresco le pegaba en el rostro y sintió que el corazón se le hacía pequeño.

A luchar niño –la voz del zorro le taladraba la cabeza, pidiendo a gritos poder desahogar todas las emociones que llevaba guardando desde siempre. Soltó un suspiro que logró que Derek lo mirara serio. –No me mires así. –le rogó. –No puedo dejarles con esto.

–Quédate. –susurró el alfa con el ceño fruncido y los ojos ardiendo en rojo intenso.

–Quédate tú aquí y por el amor a Dios no te muevas. –Stiles lo dejó recostado cerca de unos árboles, bastante lejos del improvisado campo de batalla. –Debes matar al más viejo, él lastimó a tu lobo, debe pagar niño.

Stiles entendía que tener al zorro hablándole al oído era un arma de doble filo, lo ponía entre la espada y pared, entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo que no.

Sintió que el pecho le explotaba de superioridad y esta vez sí fue consiente de las puntiagudas garras y los colmillos que sobresalían de su boca. Escuchó la risa orgullosa que soltó el zorro y caminó decidido al centro de la batalla, donde un Scott lastimado intentaba quitar de las garras del alfa a un Isaac que rogaba por oxígeno.

–Suéltale... –la voz le había cambiado de nuevo, llamando la atención de todos, nadie había notado su presencia hasta que hablo. –Ventaja de zorro. –le susurró su nuevo amigo. –Ahora déjame a hacer el trabajo sucio.

Lydia intentó contener un grito mientras se aferraba a un inconsciente beta, lo contuvo lo más que pudo y cuando no pudo más lo dejó salir, el ruido fue tan intenso que todos cayeron al suelo, todos menos Stiles.

La furia contenida estalló en su interior, miró con odio al lobo que se retorcía en el suelo, sus manos actuaron por si solas, se acercó con cautela y tomándolo del cuello lo acercó a uno de los árboles, levántandole para ponerlo a su altura. Sentía que la cara le ardía y se contuvo lo más que pudo para no matar al lobo en ese mismo instante.

–¿Qué viniste a buscar? –la voz del zorro le causó un escalofrío al alfa.

–¿Qué mierda eres?

–Algo que a ti debe importarte un carajo. –los ojos dorados de Stiles miraban con enojó y asco al lobo. –Ahora responde, ¿Qué mierda viniste a buscar? –Stiles, apretó el agarre en el cuello del lobo y el zorro se sintió orgulloso con la mueca de dolor que el alfa hizo.

–Aléjate de él, Zorro. –la voz de otro de los alfas sonó detrás de él. Giró para verlo, sin soltar al mayor del cuello. El corazón se le cayó al suelo cuando vio que entre sus garras tenía a un Derek luchando por respirar. –¿Quieres ver al lobo morir?

Sin pensarlo mucho Stiles se acercó a él, pero antes de hacer cualquier movimiento el mayor de los alfas se le acercó por la espalda, enterrándole las garras.

QUÉDATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora