δύο💫

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aazalarcon

—Dos mil cuatrocientos millones de euros

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—Dos mil cuatrocientos millones de euros...— repitió el hombre lentamente mirándola.

En un rápido y ágil movimiento la mujer sacó la pequeña navaja que escondía bajo su abrigo, apretándola levemente contra el abdomen del contrario y acercándose descaradamente a su rostro.

—¿Quién coño eres y qué pretendes?— musitó ella cerca de su rostro.

—Tranquila...—habló despacio Andrés agarrando las manos de la mujer con cuidado— No soy policía, ya te lo he dicho, no te estoy engañando, se quien eres y déjame decirte que te admiro, mucho —continuó, poniéndose nervioso al tener a la mujer tan cerca, sintiendo que no bajaba la navaja, al contrario, la apretaba más contra él— te estoy ofreciendo un "trabajo", el último golpe antes de la jubilación —sonrió— Confía, confía...

La mujer bajó lentamente la navaja, sin separarla de él, mirándolo a los ojos con desconfianza.

—Ese que ves ahí .—señaló a Sergio— es el cerebrito de lo que estoy a punto de contarte, pero la idea de mantener una conversación contigo con una navaja en el abdomen, no me acaba de convencer.

—Está bien —asintió con desconfianza y mirando al hombre de reojo— pero aquí no, os espero en el bar Pantheon Loungebar, a las once .

Sonrió satisfecho al ver a la mujer recoger sus cosas con ímpetu.

—¿No me vas a dar tu número?— preguntó con inocencia obteniendo una mirada fulminante de la mujer— vale, vale...

Suspiró riendo al ver a la mujer alejándose y haciendo una ademán con sus manos en señal de despedida.

No pudo analizar aquel encuentro, ya que el hombre de gafas que lo acompañaba, caminó apresuradamente hacia él, pensando en lo peor.

—¿Qué le has dicho para que se vaya así?— cuestionó enfadado.

—He conseguido...—respondió sin pensar— nos he conseguido —se corrigió— una cita con Alba, ha escogido el mejor bar de Florencia, ¿Has traído dinero?

—¿Para qué?— preguntó nuevamente Sergio.

—No voy a permitir que vayas así vestido, pareces un viajante hermanito— señaló burlonamente el atuendo de su hermano.

-Florencia, Italia-

-22:30-

Sergio y Andrés acababan de llegar, la gran insistencia del menor y su compromiso, los hicieron llegar antes de lo previsto.

Se sentaron en una de las mesas más apartadas, y esperaron.

Las campanadas que marcaban las once empezaron a tocar en cuanto la puerta del bar se abrió, dejando paso a la mujer.

Atenas sonrió al ver que "aquel hombre oferta" levantó su mano para hacerse notar apenas la vió.

𝘼𝙏𝙀𝙉𝘼𝙎, 𝘌𝘓 𝘗𝘓𝘈𝘕 "𝑷𝑬𝑹𝑭𝑬𝑪𝑻𝑶" [BERLÍN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora