En la vida y en el amor, a veces se gana y a veces se pierde.

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San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina. Lunes 01 de Julio del 2019.

Encrucijada.

Capítulo 9 Final: En la vida y en el amor, a veces se gana y a veces se pierde.

By Sioa Shun Uchiha-san.

Cuando la alarma de su celular sonó a las cinco de la mañana, abrió sus ojos y sintió un peso extra sobre su pecho. Miró hacia abajo y descubrió una cabeza castaña recostada entre sus pectorales, Italia tenía una mano acurrucada contra su propio torso y la otra apoyada sobre sus abdominales y una pierna sobre él, entrelazada con las suyas.

Despacio, intentando moverse lo menos posible alcanzó su celular con su mano disponible y apagó la arma quedandose tendido unos segundos mientras sonreía ¿Cómo haría ahora para levantarse sin despertar al menor? No quería tener que moverse, odiaba con todo su ser tener que alistarse para ir al aeropuerto, resoplando entre dientes escuchó en medio del silencio de la madrugada los movimientos que venían del cuarto de al lado su hermano claramente ya estaba levantado.

Volvió a fijarse en Feliciano, el chico respiraba liguero y su aliento hacía cosquillas contra su pálida piel, mordió discreto su labio inferior al notar un suave movimiento del chico que acomodó su pierna entre las propias arrimandose un poco más y un sonrojo decoró sus mejillas.

¡Mierda! No había pensado en ese detalle cuando lo invitó a quedarse a su lado la noche anterior, ahora lo tenía tan pegado que era difícil mantener pensamientos castos.

-Ita-chan...- Murmuró usando la mano con la que había abrazado su cadera para comenzar a acariciar su espalda, su piel era suave y cálida, pudo sentir algunas cicatrices bajo la yema de sus dedos y frunció suavemente el ceño, no era algo de lo que sorprenderse, todos ellos tenían en su piel la marca de sus guerras, de sus desastres naturales, llevaban en la carne las marcas de su historia, pero siendo Italia un joven tan alegre y dulce era complicado darse cuenta que también había sufrido tanto como cualquiera.

-¡Mnngh...!- Escuchó la queja ahogada y como la mano que estaba sobre su abdomen envolvía su cadera con algo más de fuerza al mismo tiempo que la mejilla de la castaña nación se frotaba contra él obligándolo a ahogar un suspiro.

-Ita-chan, es hora de despertar.- Insistió intentado mostrar toda la calma que interiormente no tenía y despacio comenzó a moverse para poner algo de distancia entre ellos, si seguía sintiendo a la nación mediterránea tan pegada a él no iba a poder mantener sus manos quietas y no solo no tenía tiempo para distraerse sino que no se permitiría ser tan descaradamente irrespetuoso con el chico estando dormido.

Entre sus sueños escuchó la voz que lo llamaba y los movimientos bajo él así que entreabrió sus ojos antes de parpadear lentamente aun somnoliento. -Che succede? - Preguntó con la voz arrastrada incorporándose despacio hasta quedar sentado en la cama con sus piernas flexionadas a los lados de su cuerpo, frotando sus ojos con ambas manos.

Prusia lo observó por un largo momento que pareció eterno, la imagen del castaño recién despertado estaba entre las cosas más adorables que hubiera visto en su vida y disimulando un poco su fascinación le sonrió ampliamente mientras también se sentaba en el borde del lecho apoyando sus pies en el piso fuera del lecho. -Guten morgen, Ita-chan. - Saludó alegremente. -Lamento haber tenido que despertarte pero si no me soltabas no podía levantarme.- Explicó al mismo tiempo que salía totalmente de la cama paseandose en boxer por el cuarto hasta la silla donde su conjunto de ropa descansaba perfectamente doblado. -Puedes volver a dormir ahora.

El italiano miró a su alrededor algo confundido ¿Por qué estaba con Prusia? Recordó entonces vagamente su fallida incursión de espionaje la noche anterior mientras fijaba ahora sus ojos en la silueta del albino moviéndose diligente para comenzar a vestirse.

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