CAPÍTULO 8

56 3 0
                                    

Terminamos de cenar y decidimos ir a tomar algo. Elige él el lugar y yo no me doy cuenta de donde estoy hasta que entro. No, no puede haberme traído aquí. Veo a Hugo a lo lejos y mis ojos le suplican que no le diga nada a Gorka. Que cierre para que nos tengamos que ir o que su barman muera sobre la barra para no tener que quedarnos aquí. Pero nada de eso sucede. Hugo se acerca. -Mara, cuanto tiempo sin verte-.Dice dándome dos besos. -Sí, hace tiempo, la verdad. Hugo, te presento a Mateo, mi pareja. Mateo, este es Hugo, amigo de Nadia.-Bueno, no sé hace cuanto no hablas con tu amiga, pero ya no somos amigos. -¿Lo habéis dejado?- pregunto sorprendida porque la ingrata de mi amiga se dedica a ocultarme sus problemas. -¡No!- dice riendo.-Hemos decidido ponerle etiqueta a lo nuestro. -La voy a matar. ¿Está contigo y no me dice nada? -Bueno, es todo muy reciente. Quizás espera el momento para contártelo.

Hugo toma nuestro pedido al finalizar la conversación y se va hacia la barra. Le veo. Él es quien está preparando los cócteles. Solo espero que no escupa en los nuestros. Sus ojos se abren al verme en una de las mesas y su cara se pone triste. Mi cara también. -Me gusta este sitio. Me lo habían recomendado mucho-. Mateo habla, pero yo no estoy ahí. Yo trato de no ser muy evidente a la hora de posar mi mirada, pero no puedo disimular las ganas que tengo de besarle.Termina de preparar nuestras bebidas y llama a la camarera. Entonces se va. Desaparece y yo se donde ha ido. -Cariño, perdona, voy un momento al lavabo-. Cojo mi bolso y me voy hacia el despacho donde por primera vez me hizo suya. Toco la puerta y él abre. Está llorando. Debería irme, pero no puedo. -Lo siento, yo no elegí el sitio. Fue él. Si hubiera sabido...- Me callo al ver esos preciosos ojos inyectados en sangre. Le beso. No puedo hacer otra cosa.Nuestras bocas se pierden y nuestras manos se vuelven locas. Cerramos la puerta y dejamos que nuestros cuerpos hablen. Nuestros besos están salados. Las lagrimas que ambos derramamos nos empapan los labios. Se separa. -Debería irme. Le diré que me quiero ir a casa-. Me sujeta la mano para hacerme volver a él. -Dile a él que te conquisté, que eres mi mujer y no lo quieres ver-. Su voz suena grave. Yo sé que lo que dice es cierto, pero no puedo decirle eso a Mateo. No ahora. -Yo sé que esta vez conmigo te vas, no digas que no-. Estamos piel a piel. Su frente junto a la mía y sus labios a menos de un milímetro de distancia de mi boca. -Si me pides más mami te lo doy. Déjate llevar que me tienes mal-. Se calla, me besa y vuelve a hablar.-Estoy enamorado de ti-. Esto es superior a mi. Toda yo tiemblo. Sus palabras retumban en mi cabeza hasta que consigo decir algo. -No puedo-. Me alejo de él y voy a salir por la puerta cuando le escucho decir:


GORKA: Hoy enfrento mi verdad, él es dueño de tu cuerpo y yo sigo siendo el mismo que va en busca de tu amor. Antes no podía ver, ya me quité las vendas, veo que mueres por él.

MARA: Gorka... yo... yo quisiera tenerte cada primavera, poder amarte a mi manera, desvelarme la noche entera y cuidar tus sueños, pero...

GORKA: Yo quisiera obsequiarte cada segundo y a tu guión borrar un punto para añadirme en él y así por siempre estar juntos-. No le contesto. Sé que no podría. Salgo por la puerta y me voy directamente al baño.


Llego a casa y veo un mensaje en mi buzón de voz. Sospecho quien puede sery no quiero escucharlo, pero la incertidumbre puede conmigo.

GORKA: Duele cien veces más que si se hundiera un clavo en mi piel cada vez que veo tu foto y aún estas con él. No aprendí aceptar que seas de otro y de fingir me cansé. Ya no me importa lo que creas de mí, yo no entiendo si al final quieres esta aquí por que insistes en quedarte allí. Y es que dudo que él en verdad te ame como yo. Es que no me creo que en otro lugar eres más feliz de lo que fuiste aquí.

Me encierro en mi despacho. Ya no puedo más. -Cariño, ¿estás bien?¿Qué pasa? ¿Por qué no vienes a la cama?-. Me siento miserable y una mala persona. -Necesito estar sola. Estoy bien, pero tengo que arreglar unas cosas del trabajo y no tengo sueño. Voy a hacerlo ahora. Vete a dormir-. Parece que mi mentira ha funcionado porque escucho un buenas noches y un portazo en nuestro dormitorio. Por mucho que me haya creído, no le ha sentado nada bien. Pero ahora mismo no me importa.

TÓXICA [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora