Guarda mi secreto...

Pelea

NOTA> hay contenido sexual y agresivo.

Punto de vista de Matt

-Me iré a casa a traerte algo de ropa y a arreglar unas cosas, enseguida estaré aquí- Fue lo único que le dije a Mer antes de abandonar la habitación del hospital.

No podía creer que hubiese vuelto a intentar suicidarse, y esta vez encima había sido por mi culpa… “Como puedo ser tan imbécil?” pensé para mis adentros. Bueno, no iba a servir de nada que me pusiese a lamentarme, tenía que hacer todo lo posible para animarla.

Salí del hospital y estaba empezando a chispear, me encendí un cigarro y fui a por la moto; en una esquina vi una caja de cartón con un cachorrito de un par de semanas dentro de ella, no lo pensé dos veces, lo cogí y lo puse dentro de mi abrigo contra mi pecho para que se secase y estuviese caliente y fui corriendo a la moto, llevé el cachorrito a casa y lo acabe de secar bien, recogí algo de ropa limpia para Mer y fui de nuevo a la moto. De camino al hospital pasé por le bistró, un restaurante francés que no era muy caro pero era bonito, pense que a Mer le gustaria ir un dia y compre una tableta de chocolate con leche y galletas del kiosco de al lado.

Cuando llegue al hospital fui a preguntarle a una de las enfermeras que había atendido a Mer, esta me llevó a hablar con el doctor que era el encargado de la planta y me dio el alta y me dijo que la vigilase y si era necesario pidiese cita en salud mental si volvía a intentar algo.

Fui corriendo a la habitación de Mer a darle el alta, me pare unos segundos en la puerta para que no se notase que había ido corriendo y entré. Le di la tableta de chocolate y a ella se le iluminaron los ojos.

-No es mucho, pero quiero que recuperes energías, además me ha dicho un pajarito que te encanta el chocolate. En la mochila hay algo mas de ropa, dejo que te arregles y nos vamos?

-Muchas gracias Matt. Enseguida vuelvo- Dijo Mer antes de meterse al aseo a cambiarse.

Cuando llegamos a casa le tapé los ojos y le hice sentarse en el sillón; cuando me puse enfrente de ella con aquel cachorrito negro se le iluminó la cara y cuando se lo puse en las manos y empezó a jugar con ella casi llora, ahora venia lo difícil, tenía que invitarla a cenar aquel sábado.

Le di el papel con la reserva y le dije que quería hacer las cosas bien con ella desde el principio, ella lo acepto todavía más feliz y no pude evitar sonreír yo también y volví a sentir ganas de besarla.

La semana pasó volando entre bromas, risas y alguna que otra peleílla por la comida pero sin que pasase nada importante hasta que llego el sábado, aquel día quería que Mer se lo pasase realmente bien, estaba un poco nervioso, pero menos de lo que lo había estado toda la semana, simplemente sabía lo que tenía que hacer.

La lleve a una cafetería a desayunar y después fuimos al parque a jugar con Vader, que era el nombre que le había puesto a nuestro cachorrito y le saqué un montón de fotos mientras jugaba con el perrito y después nos sacamos mas en las que salíamos juntos hasta que me dio un beso en la mejilla durante una foto y decidí ponérmela de fondo de pantalla para poder verla siempre.

Fuimos a comer a casa y a Mer le dio una bajada de azúcar porque lo evitaba a toda costa y me enfadé con ella por eso, pero lo arreglamos rápido y decidimos ir a arreglarnos para la cena.

Cuando Mer salió  de la ducha sin querer me choque con ella al pasar por el pasillo y se le abrió la toalla. Era realmente preciosa, tenía un cuerpo esplendido, unas piernas perfectamente depiladas que parecían interminables y unas curvas de infarto, además de aquellos preciosos pechos que me daban ganas de agarrar, tenia ganas de empujarla contra la pared mientras la besaba salvajemente… Pero no podía hacer nada de eso! No podía hacerle eso a Mer así que desvié la mirada lo más rápido que pude y me fui a ducharme.