O24 1/2 | SSA

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Mina estaba ansiosa, algo preocupada y un poco asustada a la vez.

Ya eran las 4:30 de la tarde y la menor aún no llegaba. Esperaba impaciente sentada en aquella banca, viendo aquél parque que siempre visitaba con Chaeyoung. Bonitos y etéreos momentos que siempre atesoraría por muy simples que sean. La radiante sonrisa llena de inocencia de la menor.

Quien diría que las cosas seguirían ese curso.

Suspiró.

Quizás la menor ni siquiera había leído la carta, y no la culpaba. Su corazón cada vez iba menos deprisa que hace unos segundos donde la ansiedad se acumulaba.

Resignándose. Ya la había cagado lo suficiente como para creer que era merecedora de volver a formar parte de la vida de su menor, pero había algo dentro de ella que por más resignada que se encontrase, le decía que había una mínima probabilidad de poder tener al menos 1 día más al lado de su pequeña.

Sonrió con nostalgia al ver el cielo, que se volvía cada vez más anaranjado por el atardecer, y el viento golpeaba las hojas de los árboles, las cuales empezaban a caer.

Recordó a Chaeyoung, recogiendo todas aquellas hojitas que caían para amontonarlas todas y recostarse sobre ellas.

Se levantó de aquella banca, guardando sus manos dentro de su abrigo.

"Unnie... Puedo darle un besito?".

Jamás se habría dado cuenta que aquél amor sería el más puro. De alguién que no podría hacerle ni el más mínimo daño a nadie. De alguién que no había vivido lo suficiente para darse cuenta de lo jodido que era todo a su al rededor y la gente que la rodeaba.

"Unnie, ¿Las amigas lo hacen?, ¿Las amigas se dan besitos?".

Quizás sólo le faltó un empujón para darse cuenta de lo difícil que se vendrían las cosas. Si quizás se hubiera sabido controlar.

Ambas habían descubierto cosas que no habían notado anteriormente o no querían aceptar, con aquella relación llena de altibajos.

Si quizás... Si quizás se hubieran dado cuenta de ese amor mutuo que se tenían en el momento indicado, en el momento debido, quizás así hubiera funcionado.

"Unnie...".

—Mina unnie...

Se estremeció al oír la voz tímida de Chaeyoung.

Al girarse, le vio con la cabeza levemente abajo, sus mejillas estaban sonrojadas al igual que su nariz, probablemente por el frío. Bien abrigada y jugando con los dedos de sus manos.

Preciosa, perfecta. ¿Habría otro adjetivo para describirla?.

—Chaeyoung, pensé que... —Iba a hablar, pero de inmediato fue interrumpida.

—Yo... hace tiempo no salía de casa y bueno. —Levantó la mirada, mirándole a los ojos. Sus ojos brillaban levemente. —Te... Quería vеr...

Mina parpadeó lentamente, manteniéndose en silencio unos segundos y analizando todo lo que estaba ocurriendo. Las ganas de abrazarla la llenaron, sus manos picaban.

Caminó lentamente hacia ella, hasta quedar por lo menos a un metro de distancia. La mirada de Chaeyoung se guió al piso de manera inmediata.

—¿Puedo?— Mina preguntó, abriendo sus brazos levemente y con claras intenciones.

Unos pocos segundos, que se hicieron eternos para la mayor, antes que los brazos de Chaeyoung rodearan su cuello con un toque tan delicado que sólo podía ser del tacto de la pequeña pelinegra.

Sus brazos rodearon el torso de esta, fundiéndose en un dulce y hasta efímero abrazo. Sus manos acariciaron los cabellos de Chaeyoung mientras esta hundía su rostro en su cuello. Podía oír los latidos de ambas quienes se encontraban ya completamente solas en ese parque.

 Podía oír los latidos de ambas quienes se encontraban ya completamente solas en ese parque

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Tres capítulos ;].

¡Las Amigas Lo hacen! | Michaeng (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora