Capítulo 1

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Sirius iba mirando a su alrededor, esperando alguna presa fácil, necesitaba dinero rápido, así que lo mejor sería buscar entre los pasajeros del vagón, sólo necesitaba a alguien distraído, tomar una billetera o un móvil, era sencillo, ya lo había hecho miles de veces.

Jugueteo un poco más con la argolla que decoraba su labio, chasqueó la lengua y decidió a su víctima, una joven de su edad, quizás un poco menor, la chiquilla iba divertida mirando su móvil y sonriendo, de seguro iba más que concentrada en esa actividad, dejando de lado su cartera, la cual desde lejos dejaba ver su billetera.

Sirius fue sigiloso, se acercó con cuidado, se puso a su lado y cuando el vagón del metro tren paró al llegar a una estación, el muchacho en un ágil y rápido movimiento obtuvo lo que necesitaba, sonrió ante la facilidad del acto, la escondió en uno de los bolsillos de su abrigó y se alejó con cuidado, ya en la siguiente estación se bajaría sin complicación alguna.

Pero ahogó un chillido cuando una fuerte mano lo tomó del brazo, apretando en el lugar, Sirius se intentó zafar, pero lo único que logró es que lo tomaran con más fuerza de los brazos mientras los tironeaban hacia atrás, estaba seguro de que podrían quebrarle un hueso en cualquier momento.

— Mocoso entrega lo que has robado — escuchó como alguien susurraba a su lado mientras apretaba aún más — ahora, si no quieres entregarla puedes decirle adiós a tu brazo y a tu libertad — Sirius se mordió el labio con fuerza cuando su mano crujió, realmente le había dolido.

— Está bien, está bien tranquilo — soltó frustrado.

El desconocido tomándolo del hombro fuertemente lo llevó hasta la muchacha, Sirius se agachó como si recogiera algo del suelo y con una amplia sonrisa le indicó a la muchacha que la había encontrado botada. Ella agradeció una y otra vez, el muchacho no hizo más que sonreír y explicar que todo estaba bien mientras seguía sintiendo el fuerte agarre del hombre, quien para ese entonces lo estaba haciendo salir del tren.

A lo lejos vio un policía, maldecía su mala suerte, era raro ver a alguno y justo ese día la suerte no estaba de su lado, aunque si era sincero, la suerte nunca estuvo de su lado, desde que nació en la familia Black. Estaba muerto, estaba seguro de que el tipo que lo llevaba lo entregaría y él no quería volver a la cárcel, ya había pasado más que el tiempo suficiente en la correccional.

— ¿Todo bien Remus? — preguntó un tipo de cabello azabache y grandes lentes, Sirius quería morir, ahora todo estaba perdido, el tipo que lo tenía tomado era conocido de aquel policía, de seguro lo entregaría.

— Todo bien Jimmy, voy tarde y Lily me colgará de las bolas si no llego pronto — explicó el castaño, y luego apuró el paso dejando de lado al policía mientras Sirius soltaba un suspiro, casi se había meado del susto.

Una vez fuera de la estación, Remus soltó al rizado, quien rápidamente comenzó a sobarse los brazos, estaba seguro de que tendría cardenales en el lugar, miró al hombre que lo había detenido y le hizo un mohín, Remus no cambió si semblante, pero lo había encontrado realmente tierno.

— Remus Lupin — se presentó el extraño con una sonrisa torcida, Sirius no hizo más que fruncir el entrecejo — ¿tu nombre mocoso?

— Sirius — fue lo único que dijo el muchacho, no estaba interesado en decir su apellido, no quería que lo vincularan a su familia de mierda.

— Pude entregarte con James, para este entonces estarías camino a la comisaria — su sonrisa se agrandó — pero he sido bueno, ahora me vas a agradecer ayudándome en la librería donde trabajo, necesitamos a alguien para un evento infantil. No, no puedes negarte o te entregaré por hurto, y no te haría mal saber como se gana el dinero de verdad.

— Ok anciano — gruñó Sirius mordiéndose el labio, mientras jugaba con sus rizos, manía ante el enojo o los nervios.

— No te pases mocoso — fue lo único que explicó el castaño, mientras le indicaba que le siguiera — y el muchacho punk sabiendo que nada podía hacer lo siguió mientras en su cabeza buscaba la forma de vengarse, pues lo haría, no dejaría que ese jodido anciano se burlara de esa forma de él, no de Sirius Orion.

Así fue como Sirius pasó de ser un chico punky, todo oscuro, con grandes botas Dr. Martes y llenó de piercing y tatuajes, a ser un puto corpóreo, un lindo conejito rosa, que hacía que el muchacho sintiera que hacían más de cuarenta grados, y todo empeoraba cuando los estúpidos mocosos no encontraron nada más divertido que patearles las espinillas.

— Rems ¿cómo conseguiste a ese muchacho? — Lily preguntó riendo mientras veía como los niños jugaban con el conejito.

— De forma poco ética, pero no pensaba meterme en ese estúpido traje — explicó el hombre bebiendo de su taza de té, Lily no hizo más que reír mientras imitaba a su amigo, el evento estaba saliendo un éxito, muchos libros de cuentos infantiles se estaban vendiendo, eran unos nuevos cuentos inclusivos escritos por los hermanos Prewett, quienes hablaban de inclusión y familias homoparentales.

Un par de horas después Sirius al fin pudo sacarse la mandita cabeza de conejo, cayo de golpe, se sentía algo mareado luego de haber estado todo el día sin comer y pasando un excesivo calor dentro del disfraz.

Dio un brinco cuando una fría lata fue puesta en su mejilla, Remus le estaba ofreciendo una bebida junto a un sándwich. El orgullo de Sirius le gritaba que no lo aceptara, pero un mareo que lo dejó viendo puntitos lo hizo aceptar todo.

— Gracias mocoso, lo hiciste espectacular — agradeció el castaño, mientras sonreía y Sirius al fin podía notar las cicatrices que el tipo tenía en su cara, además, de unas marcadas ojeras que decoraban sus ojos color miel.

— Vete a la mierda — Sirius le gruñó levantándole el dedo del miedo mientras tomaba un gran mordisco del pan. Remus no hizo más que soltar una ronca carcajada y Sirius lo encontró malditamente sexy, estúpido anciano, era lo que siempre buscaba en los hombres.

— Toma tu paga — Remus extendió un sobre — espero no te metas en problemas y busques la forma de ganar dinero de manera decente — fue lo único que dijo el hombre mientras salía del área de descanso.

Sirius tomó los billetes gruñendo y los guardó en su cazadora, ya tenía un plan en mente. Así fue como espero a Remus cerca de la librería, puso la capucha de su sudadera y desde las sombras siguió el maldito anciano, se encargaría de saber donde vivía, buscaría la forma de vengarse luego de la vergüenza que lo había hecho pasar, porque nadie se metía con Sirius Orion.  

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¿Qué les parece?

Encuentro Inesperado (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora