Capítulo 3

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Y así fue como pasaron los días pasaron tranquilos, frente a todos nada había cambiado, o bueno, casi nada porque Lily y Alice se habían dado cuenta que había algo raro entre Remus y Sirius, sobre todo, luego de que misteriosamente ambos habían abandonado el bar a la misma hora. Pero por ahora las mujeres prefirieron evitar el tema, lo mejor era dejar a ese par de idiotas tranquilos, que desarrollaran lo que quien sabe qué tenían a su manera, no presionarlos o quizás que cosa podría suceder.

Sirius en realidad miraba a Remus más de lo debido, claramente siempre era sutil, pero muchas veces se perdía mirándolo, para luego avergonzarse por comportarse de esa forma. Pero es que no lo podía evitar, le encantaba ver como atendía a las personas mayores o a los niños, pues cambiaba drásticamente, se ponía en una faceta muy tierna, una que no tenía con él, pero que esperaba que algún día si la tuviera.

Ya se había hecho una costumbre entre ellos el ir a cenar después del trabajo, iban a un pequeño restaurante cerca de la librería, Sirius sentía que se le estaba yendo todo el dinero pero no sabía que inventar para no ir, y tampoco, es como si tuviera algún lugar para invitarlo a comer comida casera, aun así, algunos días daba una tonta excusa para poder ahorrar algo de dinero, mientras el fin de semana se alimentaba de lo más barato para recompensar la pérdida de la semana.

En el trabajo la relación seguía siendo distante, no se hablaban mucho pero de vez en cuando una que otra mirada, pero fuera del horario laboral habían besos y abrazos, ambos sabían que en realidad era algo más físico que sentimental, pero sinceramente, a ninguno de los dos le importaba.

Mucho menos cuando terminaron en la habitación de un hotel, Sirius no podía creer que tendría una noche de sexo, y además, dormiría en una cama, definitivamente sería premio doble, no podía pedirle nada más a la vida, era todo lo que siempre había soñado.

En realidad, había tenido sexo en distintas partes, como baños de discotecas, parques o la misma casa en la cual a veces pasaba las noches, no negaba haber participado en tríos, incluso había tenido sexo con más de cuatro personas la misma noche. La había metido y se la habían metido, no importaba hombres o mujeres, él había hecho de todo, y con solo veintitrés años sentía que tenía una amplia experiencia en sexo, pero en ese preciso momento se avergonzaba de sacarse la remera, realmente con Remus se convertía en un crio inseguro, lleno de timidez.

Remus estaba ansioso, no lo negaba, pero no tenía sexo hace muchos meses y definitivamente desde que se le había cruzado ese estúpido mocoso bonito que tenía unas ganas insoportables de enterrarse muy profundo dentro de él.

Cuando ambos reaccionaron ya estaban disfrutando, pero muy bien, gemían sin control, realmente estaba siendo una experiencia sacra, en sus mentes ya no había nada más, estaban absolutamente nublados por el placer, por el vaivén de sus caderas, sus huesos chocaban haciendolos gemir aún más alto, Sirius dejaba sus uñas clavadas en la espalda del mayor, mientras este no perdía el tiempo, dejando su cuello marcado por pequeñas manchas violetas.

El tiempo se les pasó realmente rápido, ambos quedaron mirando el techo mientras sus respiraciones se normalizaban, se dieron vuelta, quedando frente a frente, Sirius le dio una sonrisa tímida, Remus hizo un esbozo de sonrisa y luego besó su frente, para finalmente levantarse y comenzar a ponerse su ropa.

Se despidieron un con beso, se dieron una última sonrisa y prometieron encontrarse al día siguiente en el trabajo, como siempre lo hacían.

Sirius rodó en la cama con una boba sonrisa, no recordaba otra vez en su vida que se hubiera sentido tan feliz, estaba realmente alegre, no podía creer que pudiera sentir algo así. Esa noche durmió como nunca recordaba haberlo hecho.

Encuentro Inesperado (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora