Prologo

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Las pequeñas gotas de lluvia golpeaban las ventanas del bus, el otoño ya había dado fin para abrirle paso al invierno, lo que probablemente empeoraría la situación actual, hace aproximadamente un mes un raro virus azotó a la mayoría de lo que podemos llamar mundo.

Se estimaba que el 35 % de la población estaría muerta y el 10 % contagiada. Los síntomas empezaban con mareos que poco a poco se iban intensificando, para luego pasar a fuertes vómitos con jaqueas horribles, luego había más síntomas, pero ni los noticieros ni ningún otro medio de comunicación los decían, además de la cifra de muertos y los síntomas antes dados no entregaban mayor información.

Era raro ni siquiera eran capaces de decir la situación en otros países o el lugar donde surgió el primer brote, nada no decían nada. Yo tenía mis sospechas ¿qué clase de virus seria para que los medios de comunicación no dieran más información o para que cortaran la comunicación hacia otros lugares y peor aún qué tipo de virus sería capaz de arrasar con casi la mitad de la población en tan poco tiempo?

En mi país solo se había informado de 3 contagiados, pero por como estaban las cosas era evidente que habrían más, en los hospitales solo entraba el personal y la gente que estuviera realmente grave, podías ver como familias eran despojadas del hospital dejando solos y atemorizados a sus seres queridos ahí dentro, con un monto de extraños.

Mientras asimilaba los acontecimientos y trataba de darle una explicación lógica a todo esto, un pitido llamó mi atención, el bus había llegado a su última parada, mi casa o más bien mi departamento.

Quizás solo tenía 17, pero ya estaba acostumbrada a vivir sola. Durante los últimos tres años mis padres pasaban más tiempo de viajes que conmigo, por eso fue que a principios de febrero me mude a este pequeño pero acogedor departamento.



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