CAPÍTULO CINCO

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Estaba sentada en el inodoro mirando la puerta, que tenía muchas cosas escritas. Mis lágrimas se escapaban de mis ojos, pero por suerte ya había logrado tranquilizarme un poco. Un día todo esto va a terminar pensé. Ninguna desgracia es para siempre. En esa puerta vi muchas cosas, pero me sorprendí de la cantidad de insultos que había. Todos se creen mejor que el otro, supongo. Pero en el último cachito de la puerta, abajo a la derecha, había una frase escrita "ya no aguanto más" y alguien que puso una flecha y le respondió "no estás sola".

-¡Leila! ¿Estás ahí? -Gritaba la voz de Lucas. Sentí un pequeño golpe en la puerta. Supuse que me había reconocido por mis zapatos. No todo el mundo usa botas rojas.

-Sí, ¿Qué pasa?

-¿Te encuentras bien? -Preguntó en un tono más bajo.

-No, no estoy bien

De a poco abrí la puerta y lo dejé verme. Tenía los dedos de las manos negros por el rimmel, así que sabía que mi cara debía ser un espectáculo. Él se metió al baño.

-¿Quién te dejó pasar?

-¿Tú te crees que significo una amenaza para las niñatas? Claro que no

Me agarró con la cara con sus manos y me secó las lágrimas. Fue lindo sentir su calor, porque estaba congelada.

-Estás helada mi niña, lamento lo que te hicieron -Me empujó a penas hacia él para darme un abrazo y solté algunas lágrimas. No sabía ya qué decir o qué pensar. -Sé que es una situación horrible, pero no dejes que te lastimen con eso. La enseñan como si fuese una foto porno, pero ni eso.

-Sí, ya sé Lucas. Sé que no se ve casi nada. Pero no es eso lo que me duele. Me duele que se la mandé a alguien y ahora todo el mundo la tiene. Bueno, las tienen.

-¿Hay más de una foto? -Suspiré y mecí la cabeza en un "sí" -Ostia, ¿pero qué mierda tienen en la cabeza? tenemos que hablar con el Rector

-No, por favor, no tengo ganas de eso. Solo me daría más vergüenza. Cuando llegué al aula Irina le estaba mostrando otra foto a todo el curso.

-Irina siempre fue una desgraciada, solo te tiene celos

-No me importan sus motivos, lo que hizo es una mierda -Lucas permaneció pensativo, como si estuviese planeando algo -Lo que sea que estés pensando, mejor no lo hagas. Ya me arreglaré sola

-Pero no estás sola, Leila. -Suspiró y me volvió a abrazar -Juan te estaba buscando también. Se quedó esperando afuera del baño.

-Está bien, ya tengo que salir igual y afrontar este día de mierda

-Bueno, pero con calma ...Todo va a estar bien

Salimos del baño y me miré en el espejo. Con el agua de la canilla me lavé la cara. Que mala idea había sido ponerme rimmel. Pero sólo lo había hecho para darme ánimos antes de salir de casa. Ahora sentía que ni siquiera podía sentirme linda. Que otros, literalmente, se habían apropiado de mi imagen. Al salir del baño, ciertamente, estaba Juan en la puerta.

-Leila -Dijo y me abrazó antes de que hubiera podido reaccionar. Yo también me aferré a él. Sentí algo de paz. -¿Estas mejor? -Me corrió un mechón de pelo que tenía en la cara. Yo asentí con la cabeza. -Me alegro que Lucas te ayudó, ambos estábamos muy preocupados cuando te vimos correr al baño

-Sí, fue lo que me salió

-Está bien, es una cagada lo que te hicieron -Su rosto se tornó en una expresión de enojo -Me da muchísima bronca. ¿Y qué era lo que estaba haciendo Irina con su teléfono?

Mi peor enemigo [en curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora