CAPÍTULO CUATRO

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Las noches se estaban tornando cada vez más frías e ir a la escuela en el turno vespertino no resultaba muy conveniente. La parada del colectivo a las 10:20 siempre resultaba inhóspita. Pero para mi suerte mi amigo Ariel, el colectivero, pasaba a esa hora de manera puntual por lo que sabía cuánto tiempo tenía para llegar a la parada desde que salía de clases. Esta vez no había sido la excepción así que viajé sin pagar boleto porque él no me deja y me siento adelante para que podamos charlar. Al bajar en la puerta de mi casa un viento me invadió e inmediatamente se congeló cada parte de mi piel.

-Hola ma -Ella estaba en la cocina, friendo unas milanesas con papas. El olor era tentador.

-Hola hija ¿Cómo te fue?

Se la veía algo cansada, como es normal los días de semana a las diez y media de la noche. Estaba abrigada de la cabeza a los pies, porque siempre fue muy friolenta. Se agachó un poco para darme un beso y esperó mi respuesta.

-Todo bien, fue un día largo -Respondí y suspiré.

-¿Te fue bien en el examen?

-Al final lo pasaron para la semana que viene, la profesora está enferma

-Bueno, entonces tenés más tiempo para prepararlo

-Sí, por suerte sí

Dejé la charla y fui al baño a lavarme las manos. Me miré al espejo, tenía todo el pelo despeinado y no sé por qué me sorprendía. Me encontré pensando en Tomás. Tenía ganas de hablarle, pensé que podía ser interesante y quizás me decía si quería tener algo con Fiona o no.

MENSAJE DE TEXTO

YO: Hola, ¿cómo andás?

No pensaba mirar el teléfono hasta después de comer, si no hubiese sido porque me respondió casi al instante.

TOMÁS: Hola, todo bien ¿vos?

YO: Todo bien, estoy por cenar

YO: Te escribo cuando termino

TOMÁS: Dale, provecho

Me sentía bastante agotada, algunos días son más duros que otros. Solo pensaba en comer esas ricas milanesas. A penas probé un bocado supe que iba a ser una muy buena cena, porque estaban riquísimas. Las papas fritas estaban doradas y crujientes, no podía pedir nada más.

-¿Te gustaron?

-Sí ma, están buenísimas, gracias

-Me alegro, ¿hablaste con tu papá?

De pronto apareció el peor tema del que se podía hablar en ese momento. Mi papá.

-No ¿por qué hablaría con él? No tengo nada que decirle

-Dale Leila, no seas así, tenés que tener una relación con tu papá

Me llamé al silencio durante el resto de la cena. Quise tratar de preservar el sentimiento lindo de comer milanesas, pero poco a poco se desvaneció. Ahora solo pensaba en mi papá y no estaba segura de si eso me entristecía o me enfurecía. Cuando terminamos lavé los platos y me fui directo a mi cuarto. Necesitaba relajar. Acostada en la cama volví a mi celular.

MENSAJE DE TEXTO

YO: Volví ¿Qué hacías?

TOMÁS: Hola de vuelta, estaba jugando en la compu ¿estaba rica la cena?

YO: Sí, muy, eran milanesas con papas fritas

TOMÁS: Uhhh que rico, la próxima convidame

YO: jajaja lo voy a tener en cuenta

Mi peor enemigo [en curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora